Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 29 de febrero de 2016

Aclaración insistente

Cuando digo que el modelo actual es el pietismo capitalista no estoy contradiciendo el postulado de la determinación económica, porque el pietismo vigente es consecuencia de la agricultura: sucede que la primacía de la deteminación económica no impide que la religión haga una determinación subsiguiente, que impulsa al modo de producción capitalista basada en la agricultura.

Hay que diferenciar al modo de producción económico-social del tipo de actividad económica. Los tipos de actividades económicas son la agricultura, que incluye a la ganadería, la industria, los servicios, las finanzas, el comercio y el transporte, mientras que los modos de producción son el esclavista, el feudal y el capitalista, con los agregados que faltan. En ese sentido, históricamente, el desarrollo de la agricultura condujo a parte de la humanidad a asentarse en las ciudades, por lo que las creencias primitivas pasaron a desplegarse en las iglesias, desde las cuales los monjes hicieron a las distintas concepciones del mundo que se convirtieron en la razón de ser de sus seguidores en confluencia conflictiva con los relatos laicos para guiar la práctica, pero los primeros se plasmaron en las legislaciones estatales con mayor entereza: hay una alianza tácita o explícita entre las iglesias y las instituciones estatales, que es fácil de reconocer cuando se va a los centros administrativos urbanos, en los que están las entidades de gobierno, las plazas y las iglesias enfrente, además de las referencias teístas en las leyes constitucionales. En Europa, con la reforma y la contrarreforma cristianas, se abrió paso al liberalismo, que impulsó a las revoluciones burguesas que constituyeron al capitalismo vigente, ya de alcance mundial por medio del imperialismo y las colonizaciones; pero el capitalismo, si bien se separó del pietismo, no dejó de ser pietista del todo: en general, los capitalistas, son pietistas laicos, y si la lógica pía no se plasma absolutamente en la práctica social, sí tiene una influencia importante, históricamente distorsiva de la búsqueda de justicia, porque causa una comprensión oscurantista de la historia y de la moral. Esto, así dicho, tendría que ser estudiado en extenso en relación a la historia humana.

Añadir a la piedad en la definición del modo de producción es necesario para comprenderlo conceptivamente, no sólo económica y socialmente. Eso permite comprender el lugar de los credos en la determinación de las relaciones familiares, civiles, comerciales, amorosas, sexuales y demás, que tienen relación con la producción capitalista sin que ésta sea necesariamente su determinante principal: el determinante principal de la estructura de parentezco judeocristiana no es el capitalismo, ya que esa estructura viene desde la antiguedad. En todo caso, hay que establecer de qué formas la humanidad desempeñó sus prácticas históricamente, ya que, en tanto que la práctica humana es histórica, la influencia de sus determinantes cambia según cómo se hayan hecho las cosas, pero con predominio de la Tierra, la naturaleza y la economía después, antes que los órdenes superiores, como la ley, la ideología y demás, que luego contractuaron sobre aquellos.

También hay que tener en cuenta que el pietismo no se restringe a los sacerdotes, sino que abarca a los creyentes laicos, por lo que tiene gran influencia política.