Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 28 de febrero de 2016

El sujeto revolucionario es histórico

La idea socialista de que la clase trabajadora es el sujeto revolucionario es inexacta, ya que los trabajadores no siempre luchan por la liberación, sino que a veces son evasivos, como cuando se dedican al consumismo, retardatarios, cuando presionan para mantener las formas pías de comportamiento, e incluso reaccionarios, como cuando son xenófobos o fascistizantes. El sujeto revolucionario, en tanto que es histórico, o sea, de hecho, es el conjunto de personas que pugnan por la revolución, por una transformación de las prácticas humanas que nos libere del peso de las concepciones injustas, y por ende se compone de gente de todas las clases sociales, estén comunicados entre ellos para eso o no, que tienen en común el estar abocados a sus circunstancias, en vez que a los mandatos religiosos y propios, y el interés de que haya justicia social, por lo que son proclives al igualitarismo y la socialización. La izquierda tendría que reconocer esto, para dejar de marginar a los revolucionarios de las clases media y alta, y admitir el impulso revolucionario de los movimientos democráticos, que, aunque sean insuficientes, y algo equívocos, son progresistas, o sea, de un revolucionarismo poco conciente y algo desatinado, para establecer una alianza demócrata que combine las críticas internas con la política social y gubernativa, y que a la vez someta a un debate social a las prácticas malas del pietismo capitalista, para que se las reordene desde una concepción verdadera.

En tanto que el sujeto revolucionario es histórico, cambia permanentemente, según sean progresivas o regresivas las prácticas de cada quien, pero con la generalidad de ser propenso a considerar las circunstancias y a intentar que la humanidad goce, que viva para sí misma, lo que tiene que ser ordenado de buena manera porque si se goza mal, abusivamente, el goce es interrumpido por las consecuencias de ese abuso. Es un sujeto contingente pero que tiene que cumplir con los requisitos de ser prole y revolucionario, y es perfectible porque no es del todo bueno, y corregible también, por los desastres que hubo hecho.