Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 7 de marzo de 2018

La contemporánea es una época degenerativa

Tras quebrarse las ilusiones liberales sobre el progreso, con las dos guerras mundiales, rematadas a bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, la degeneración moderna y fea adquirió peor carácter. El liberalismo se sostiene de facto, con sus ilusiones destruidas, los llamados corazones rotos de la esperanza sacerdotal, la mojigatería, durante la crisis del capitalismo, en cuyas finanzas el valor del producto abstraído en moneda que se obtuvo con la especulación es muchísimo más grande que el laboral, lo que da cuenta del desfasaje entre la condición social popular y la privada, en el que la maldad se estableció como principio central en el ordenamiento de la práctica social, y el tema es todavía peor. La degeneración social, promovida desde varios discursos, de todo el espectro político, está muy extendida, aunque sea en crisis porque las personas hacemos el balance de nuestra propia experiencia, que fue influida por nuestra actuación. La testarudez humana es un problema serio para la especie, porque impide asumir lo necesario para resolver los conflictos. Cada persona se las verá en el problema de admitir sus errores para reponer su vida, colectivamente, según las identidades, que se articulan de hecho: hacen a una composición caótica de identificaciones.

La corrupción del sistema social vigente es un síntoma de su crisis, por lo que permite entrever la posibilidad de su caída y su eventual reemplazo por un modo superior.