Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 9 de mayo de 2018

El nietzscheanismo, ¿puede ser procapitalista?

Cuando Nietzsche escribió la burguesía en ascenso era el empresariado comercial e industrial, que derrocó a la nobleza feudal, que era la de las plantaciones en las colonias además de la detentadora de los siervos de la gleba. Con el colonialismo el feudalismo europeo sometió a las poblaciones de América, África, Asia y Oceanía. El derroche aristocrático vino de ahí. Hoy en día, los nietzscheanos pueden ser aristocráticos, ya que la clase capitalista, luego de tomar el poder gubernativo, se enriqueció hasta aristocratizarse, incluso fusionándose con los restos de la nobleza que sobrevivieron a las revoluciones republicanas. Entonces, pueden ser procapitalistas, del capitalismo de las altas finanzas, que es el nobiliario, pero sería una alianza rechazada por los capitalistas, que suelen ser monoteístas liberales en vez que nihilistas del sincretismo particular del dios Baco con el profeta Zaratustra. El nietzscheanismo anarquista se quedó sin sujeto, porque ser anarquista lo contrapuso a la nobleza, pero tampoco puede abrazar al proletariado por los vicios antivulgares de Nietzsche. Esto hace a la mala postura del anarcocomunismo derrideano. La izquierda todavía no saldó bien el enfrentamiento entre el ejército negro y el rojo durante la revolución rusa, como así la pelea interna entre anarquistas y comunistas durante la española, pero además el anarcocomunismo no ajustó bien sus cuentas con el nihilismo reaccionario, al que adoptó y sigue sosteniendo, e incluso si lo hiciera tendría que replantearse su negativa al orden, porque en verdad fue la recusación de uno en particular, hecha para adoptar otro, al que no se hubo asumido bien. En el caso deleuziano, el sujeto es el esquizofrénico, que no es un sujeto social, sino que abarca a las pocas personas que padecen esa enfermedad de la inteligencia. Por eso es que a estos anarquismos les cuesta sentar postura en varios de los problemas políticos comunes. Hardt y Negri adoptaron como sujeto a la multitud, pero como ésta requiere de su amuchamiento se les dificultó plantear un modelo político de gestión de gobierno, que no puede ser sólo para agrupamientos callejeros, sino que tiene que pensar en un funcionamiento social que garantice la reproducción nacional, esto es, la conservación de las naciones. Pensaron más en cómo enfrentar a la globalización capitalista que en con qué reemplazarla, más en la resistencia que en la administración, porque su cariz anarquista les impide querer gobernar. Tienen el problema de tener que lograr que a sus propuestas las concrete otro partido, al cual además denostarían.

Esta nota me da qué dudar, o sea que probablemente sea reprobable en algunos aspectos.