Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 10 de agosto de 2022

¿Qué se le reprocha a la técnica?

 Desde la izquierda, por influencia de Heidegger, a la técnica se la acusa como de pervertir la autenticidad humana, remitiéndose a un pasado perdido en que nuestra esencia sí se habría desplegado bien, pero así se omite señalar los verdaderos perjuicios de la tecnología actual, que no son sólo los de la explotación laboral y la contaminación, sino, en particular, también los de las costumbres, porque la tecnología actual nos permite un modo de vida que es penoso en lo referido a la libertad para concertar vínculos interpersonales, en especial los familiares y amistosos, por lo que se extraña mucho a ausentes. Entre los medios de transporte y los de comunicación se instaló una distancia interhumana muy reciente, de décadas y siglos según cada invento, desde el barco a vela a la internet, que antes existieron en formas menos complejas y masificadas, por lo que las personas no se alejaban tanto entre sí, de lo que, quienes se conocían, llevaban una vida más próxima, aunque también sujeta a calamidades. Como la pesadumbre de la tecnología actual requiere que se asuman sus males presentes, hace falta que la crítica ajuste su punto de mira. La humanidad vivió cientos de miles de años sin metalurgia, por lo que las consecuencias de su uso, y de sus relaboraciones y complementos, nos trastocan muy de golpe, como en 6 mil años, los hábitos primitivos, cuestión que tiene secuelas anímicas por lo rápido y violento que se modifican los vínculos. Por un lado está la fabricación y el mantenimiento de la tecnología, que implican tareas cuyo cometido causa que se pierda tiempo para otras relaciones, como gran parte del trato diurno entre los trabajadores y sus hijos, y por otro está el uso de la tecnología, que también afecta las relaciones humanas, aunque ninguno de los dos lo hace del todo para mal, por lo que hay una celebración de la técnica que tiene su razón de ser, pero que no quita sus penurias. Entonces, cabe reformular el modo de existencia de la técnica, para que sea más grata y menos entristeciente. La técnica no se acota a las máquinas industriales, sino que atañe a otras actividades, como el arte, por lo que la dicotomía entre la poesía y la técnica es algo absurda. Hay una técnica poética, como así la tejeduría artesanal tiene la suya. El problema es la técnica sujeta a malos fines, y los defectos de la honesta. La brutalidad humana se potencia con nuestros inventos, por lo que son un tema delicado y que requerirá soluciones que pasan por reconocer el impacto de la tecnología en los afectos y en la salud de la naturaleza, que se liga a las concepciones del mundo porque ellas permiten e impiden concientizar sobre las cuestiones que hacen a cómo nos sentimos. En un sistema mal concebido, la tecnología amplifica las bestialidades, pero el sistema y su técnica también tienen sus méritos, así como la barbarie, con todo lo mala que es, aparejó una mejora respecto al salvajismo.

 Otro problema del ritmo de vida permitido por la tecnología actual es que se reflexiona más entrecortado que antes, por la frecuencia en que se dan las interrupciones, y tampoco se habla mucho de los sentimientos interpersonales, por lo que el cultivo de las relaciones humanas queda poco desplegado, y se da medio a lo bestia, al ignorarse un tanto de lo que le pasa a cada quien. También se rompen mucho los lazos. Algunos se rearman y se crean otros, lo que es bueno, pero eso no quita las pérdidas.