Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 4 de agosto de 2017

Qué positivismo debiera ser

No se puede decir que el positivismo sea malo en sí mismo. El positivismo fiero es el predominante, pero el positivismo es una actitud de optimismo ante la vida, que tampoco es buena en sí misma: no vale ni cualquier optimismo ni cualquier pesimismo, no obstante el positivismo es parte de la vida, como el pesimismo también lo es. El pesimismo histórico existe porque la historia humana es pésima en cierto sentido, en tanto que la humanidad es algo bárbara. La actual es una etapa histórica creyente. La gente actúa bastante según lo que cree, y en grandes montos. La creencia humana es general, en tanto que las naciones son pías en gran medida, tienen religiones oficiales y alternas, entre las cuales están las creencias menores, tanto las eclesiadas como los misticismos, que carecen de iglesias. Los creyentes decidieron, ya muchas veces, su práctica mediante lo que les parecía, las apariencias, porque eran creyentes, y lo seguirán haciendo. Es más, socialmente se considera mal criticar a la creencia, porque el sistema social predominante instauró religiones, entidades creadoras de mitos fundantes y de los relatos que les suceden, con los que las sociedades se explicaron a sí mismas la realidad y se condujeron, por lo que fueron algo maltratantes; y a los mitos fundadores hay que sostenerlos en base a una propietarización irrelevante, que requiere de un esfuerzo productivo social enorme. La fabricación relicaria es una industria muy grande, que mueve mucho dinero. Aunque diste del nivel de las altas finanzas, participa de esa apropiación elitista de la ganancia en capitales generada por la sociedad humana, y en particular por las y los trabajadores. Entonces, el positivismo al que conocemos, es fino, pietista y capitalista... pero hay un positivismo materialista ateo, que se basa en el saber, que busca basar la práctica de la especie humana en el saber, pero en tanto que haya creencias eso no será así lo debido, y asimismo puede fallar. El materialismo, para conseguir su objetivo, tiene que ser internacional en pleno, tiene que aplenarse en la sociedad humana, tiene que ser adoptado por todos los miembros de todas las naciones, o por lo menos la sociedad dominante, a mediano plazo, como paso gradual, lo que implicaría un progreso tremendo, tan grande que tal vez sea imposible: no se lo puede lograr de inmediato porque muchas personas no están dispuestas a dejar de ser creyentes, ni tampoco se les podría exigir apropiadamente que lo hicieran, por la disparidad de fuerzas que hay entre el ateísmo y el pietismo. Los buenos propósitos de los credos sólo pueden ser concretados mediante el materialismo, por lo que cabe exigir la deposición de los credos en tanto que para lograr sus buenas aspiraciones convivenciales tienen que convertirse al materialismo, aunque éste haya fallado, y siga fallando, porque no puede no fallar si no es adoptado por toda la sociedad humana, y buenamente: cuanto más se lo adopte menos fallará la humanidad, y más acertará. Al menos tiene que ser mayoritario, siendo que lo que prima es la gran superioridad religiosa por sobre el materialismo, en cantidad de adeptos a las iglesias, de seguidores laicos, de una inserción cultural generalizada, a lo extenso de la trama social planetaria, que pasa desapercibida por gran parte de la crítica social, y por ende de la popular, que no discute mucho a la religión públicamente. La opinión pública no cuestiona abiertamente a la religión, sino que la acepta, hasta que la hace cotidiana, queda naturalizada, como parte del folklore, ya que la cultura popular entiende a la realidad religiosamente, de acuerdo a discursos clericales y a supersticiones, entremezcladas con saberes, por lo que la autoconciencia humana es corrupta, no puede no ser corrupta en la piedad, al ordenar mal la piedad, como no lo puede ser en una sociedad estratificada: la estratificación es un indicador de la corrupción humana, y una de sus causas, porque requiere la defraudación de los buenos intereses, al ser insano su mantenimiento, porque propulsa que se los desobedezca en pos de otros que son malos. La corrupción social, que es general, responde a que a la práctica social humana la guía la creencia, son creencias de diversas índoles, las hay de fe, que entrechocan entre sí mientras que se cruzan y contrarían con otra de sus grandes causas, la ambición capitalista, coinciden la fe con el interés de acumulación de capital en tanto que lógicas violentas, de lo que mucha de la práctica humana es violatoria, al ser violatorio el principio de su modo de producción: la creencia es violadora, genera violación social, porque pervierte al entendimiento, y mete a las personas en lógicas relacionamentales mal planteadas, que llegan hasta el fanatismo purista y a la compulsión por el dominio y la abstracción casta de valores financieros, pero aún así contienen a cierta experiencia histórica acumulada. La creencia antecedió al capitalismo. Por eso el capitalismo es un subsistema dentro del fideísmo, en tanto que al capital le antecedió la fe, pero el fideísmo es un hecho material, la materia animal prexiste al fideísmo, y no sabemos qué hubo antes del inicio de toda la materia: lo que la humanidad piensa al respecto es una especulación incomprobable. Hay una historia de la religión, que es posterior al surgimiento de la especie humana. Antes de que existiera la humanidad no había religión, porque la religión depende del habla, cosa que los otros animales no hacen: se comunican fónicamente, pero sin hablar. Ladran, aúllan, silban, gruñen, mugen, emiten un montón de fonaciones animales, que no son hablar, que también es una fonación animal. Mientras tanto, la exportación de productos desde los centros capitalistas a la periferia terráquea destroza a los mercados medianos y menores, que no pueden competir con ellos, causándoles el endeudamiento internacional que es a la vez que el de las potencias mayores, Estados Unidos está súper endeudado, como muchos países de Europa, y no sé si China lo está, aunque su lógica, por ser capitalista, es destructiva de mal modo para algunos asuntos, porque acumula no según una razón completamente verdadera de la historia sino con propósitos desmedidos de incrementación del capital abstracto, que hacen a la sobreproductividad, al endeudamiento de aquéllos a quienes se les presta parte de este capital sobrante y a la especulación financiera internacional, y de competencia interimperialista, lo que requiere mantener a uno de los ejércitos más grandes del planeta, pero no del mismo modo ni con la misma concepción, porque el bloque chino es materialista, pero su gobierno somete a su población a trabajar en pos de aquel capital y la insta a militar por ese predominio, y mientras tanto los imperios pujan y guerrean entre sí, porque el capitalismo, aunque sea transconceptivo ˗abarca tanto al pietismo liberal como al socialismo mal producente, que lo es porque su ideal de desarrollo no se corresponde lo debido con la historia más concreta de las personas˗, forzó a las poblaciones bajo su égida a aplicar una lógica social que les infirió trabajos duros, y coexistió con una competencia interimperial, iniciada en la antigüedad, en la que la China comunista, hasta ahora, fue relativamente pacifista, pero no así Rusia, que intervino en Medio Oriente contra Estados Unidos y Europa. De todo esto, apenas racontado, del imperialismo, el fideísmo, la dominancia y el capitalismo, es la historia de la explotación humana, que tiene antecedentes en la lesividad de la práctica de los animales inferiores. La humanidad es una especie superior en este planeta. Aún teniendo su intraestratificación social en mucho domina a las otras especies vivientes, tanto animales como vegetales, hónguicas y bacterianas. Antes de que existiera la humanidad, ya las especies vivientes competían entre sí, se comían para vivir, se disputaban el agua y la luz solar, se accidentaban muchas veces, y entonces morían pronto. No vivían lesionadas durante décadas. Al lesionarse, se morían pronto, porque se las comían o porque no podían proveerse de alimento, de lo que se agarraban enfermedades germénicas, a las que no sobrevivían por falta de nutrientes y de medicación; pero además su práctica social no era así de explotadora como la humana, los animales se morían más directo. El humanismo religioso se caracteriza por mantener una existencia humana en la que a la vez que se mantiene a los humanos con vida, cuando se lo hace, se los somete a un orden social explotador, lo que explota más o menos a todas las personas a las que no mata, pauta un orden dañino para la gente porque obedece a ideas malas, no sólo por ser accidental y mal dominativo, sino por pretender que las personas acepten órdenes en esencia insensatos, lo que les conlleva mucha práctica, a la que tuvieron que cumplir, más porque la sacralidad impone relatos sociales cuya mera emisión requiere de esfuerzo, y luego aprendizaje y discusión, lo que a muchas personas les tomó tiempo, mucha dedicación a lo largo de sus vidas, y desbarató al debate social necesario para ordenar bien al comportamiento. La propietarización religiosa existe, o sea, que hay producción religiosa, porque la propietarización es la práctica sobre la materia, sea o no capitalizada: hay apropiación religiosa, hecha en cosas, aunque éstas no tengan valor de cambio, que hacen a la industria social, que sí lo tiene, o sean éstas imaginarias, o tradicionales, a las que se suele querer preservar de la mercantilización capitalista. La industria de los relicarios envuelve a mucha gente, que trabaja haciendo y distribuyendo elementos religiosos, a los que se hubo de fabricar y nombrar, se los habló, hubo el habla de cuestiones religiosas en torno suyo, y tanta otra práctica religiosa. Esta industria, muchas veces, no es capitalista, pero igual hace mal, porque integra creyendo a las personas, las somete al aprendizaje de mitos originarios y al cumplimiento de lo que esos mitos ordenan para la conducta individual, que se compone mal con la historia más concreta, porque los mitos no representan bien a la realidad. En tanto que la apropiación es la práctica que transforma a la materia, existe la propietarización religiosa, que toma a materia, a la más concreta y a la imaginaria, y la transforma, y que en eso impulsa un ordenamiento falso de la conducta humana, que se impuso mucho aunque se lo haya incumplido. Es precisa la crítica social a la religión, en lo que avanzaron los gobiernos materialistas. Hacen un avance fallado, pero es un avance y es una de las circunstancias planetarias entre las que vivimos. Es el gobierno del socialismo científico de la etapa fidente de la que venimos, y con las fallas del materialismo actual, que tiene que corregirse en lo que tiene que hacerlo y que coexiste con el liberalismo multirreligioso, que es dominante porque el capitalismo surgió en una internacionalidad absolutamente teísta: cuando surgió el capitalismo, no había ninguna nación bajo leyes ateas. Luego se plegó a las ateas socialistas, que se relacionan con las otras, y como la práctica humana es decidida en conjunto, a la vez que no puede haber el socialismo en un sólo país tampoco puede haber el verismo en uno o en un grupo, porque siendo parcial es contrariado, en tanto que para lograr el objetivo del verismo, que es el de vivir bien, las naciones tienen que saber relacionarse entre sí, cosa que además es obstruida por los nacionalismos. El orden económico internacional no puede estar bien compuesto mientras que las naciones compitan entre ellas para favorecerse a sí mismas, pero tampoco en tanto que sus miembros piensen mal, porque la producción se hace de acuerdo a las ideas, que son las que inspiran a los dichos con los que se la guía. Entonces, para que la producción humana sea buena, sus ideas tienen que ser verdaderas.

El paso de la existencia humana desde una etapa en que no predominaba por sobre las otras especies a una en que sí lo hace fue un avance para nuestra especie, que implicó un aumento en el tiempo de nuestra vida, lo que prolongó la duración de la explotación porque ésta es muy frecuente: es ínsita a la vida. El asunto es el de que la humanidad pueda mantener su predominio especista de buen modo para con los otros géneros vivientes, y reduciendo su propia explotación, para lo cual el objetivo principal de la existencia tiene que ser el de vivir felices en conjunto. Es una idea inocente, dada la violencia actual, pero es el deseo de la gente sensata.