Las raíces latinas de ambos remiten al crecimiento. "
Vegetare" significa "crecer", y "
anima", "aliento" en el sentido de "aliciente", lo que tiene el problema de que no distingue entre los animales de sangre roja y los vivientes de savia, dicho esto al menos en general. Los seres crecientes muy verdes preceden a los de colores más grisáceos y amarronados, con sus variantes, por lo que se nos podría considerar a estos últimos como formas excepcionales de los primeros, como vegetales más movedizos.