Al demonio se lo puede pensar como desmanejo, como desmadre en el sentido de desorden, pero la etimología lo vincula al daimon en tanto que sucesor del genio, que genera en vez que degenerar. Sin embargo, lo que degenera antes generó. La degeneración siempre sucede a la generación, y adopta distintas formas de acuerdo a cuál haya sido el pasado y a cuál sea el presente.