Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Sobre la explotación de los "commodities" en la periferia

 Para reducirla, su población tiene que ordenar bien la compra de bienes importados, ya que a las mercancías periféricas más fáciles de producir, llamadas "commodities" porque son relativamente cómodas de crear, se las genera en cantidades excesivas porque con su exportación se disminuye el déficit comercial de los países más agropecuarios, derivado de que éstos importan muchos bienes industriales y de que sus empresas trasnacionales de servicios giran mucho capital a las sedes matrices, que están en los países centrales. Entre los bienes industriales importados y el giro de capital del sector de los servicios a los países centrales se ocasiona una salida financiera muy grande en la periferia, a la que se suple con la exportación de bienes agrícolas y con la toma de deuda, que después aumenta el déficit comercial periférico por los pagos que atañe, que también suelen ir hacia instituciones del mundo más desarrollado.

 En síntesis, esto implica que si se le quiere poner freno a los megaemprendimientos se debe reducir el consumo de bienes importados, en particular los de alta tecnología. Pretender que en la periferia haya un consumo de masas caro y sin grandes exportaciones agrícolas es absurdo.

 Otro tema es que, además de importar menos, para darle buena forma a los megaemprendimientos se debe terminar con el actual modelo de acumulación, porque, como concentra mucho las ganancias, hace que este tipo de inversiones se tornen neecsarias para generar empleo, por los muchos quiebres que causa entre las empresas medianas y pequeñas. Un modelo de acumulación justo implicaría que hubiera muchas más empresas comunes, con sus correspondientes puestos de trabajo, y menos de las gigantescas, lo que tampoco resolvería todos los problemas, pero sí algunos, y ayudaría para los restantes. Intentar acotar las grandes inversiones sin resolver el fondo del problema, que es el modelo de acumulación capitalista, tampoco tiene sentido.

 El modo de acumulación se relaciona con la religión constitucional porque la ley establecida "premia" determinados hábitos económicos, acordes en general con los preceptos de dicha religión, a los que se considera como de "buena conducta", con la autorización para enriquecerse en exceso, lo que le está vedado a quienes no se amoldan, aunque sea algo en apariencia, a la moral más instaurada en el derecho, pero el problema no es sólo ese, dado que el derecho vigente tiene sus buenas razones, sino también el de que le faltan otras, y el de que unas terceras razones, que son malas, le sobran. En el caso de las grandes empresas, lo que se premia es la actitud emprendedora más refinada, que requiere de una ascética  muy estricta, como la promovida por los colegios clericales más finos. También pasa que el cumplimiento de los preceptos enaltecidos se da con cierto fingimiento, tal como el funcionamiento de las empresas es algo ilegal.