jueves, 2 de enero de 2025

Sobre Bashar al Asad y la guerra siria

 A propósito de la caída de su gobierno se abrió un debate que no fue bien saldado, con posturas a favor y en contra. No pretendo cerrarlo como debe ser porque para hacerlo hace falta conocer mucho del tema, que es muy pesado y tiene una guerra interna desde 2011, que es probable que continúe. Se le reprochó lo dinástico, porque su antecesor en la presidencia siria fue su padre, Hafez al Asad, quien asumió mediante un golpe de estado en 1971 y condujo el país hasta 2000 desde el Partido Baaz Árabe Socialista, un partido que combinó el islam con el socialismo en el mundo árabe bajo la idea del renacimiento y desde el cual también gobernó su hijo desde 2000 a 2024. Desde el liberalismo conservador se lo acusó de dictador, pero de forma incoherente, porque no se hizo lo mismo con los reyes cristianos, como los de Reino Unido, España y Holanda, que son autoridades nacionales más afianzadas todavía que estos al Asad en su momento de gobierno, ni con las monarquías absolutas de Arabia, que también son más autoritarias porque sí son dinastías, con cargos hereditarios por sucesión sanguínea superiores a los de presidentes, ministros y consejeros, además de que no se reconoce que el sistema liberal también es dictatorial porque se maneja con dictados, que no son malos en sí mismos. Por un lado, lo de estos al Asad fue similar a la dinastía, pero no fue una dinastía, y, por otro, no fueron reyes. En los países más islámicos no es tan frecuente la democracia liberal: hay algunos que son monarquías, absolutas o moderadas, y otros que se debaten entre elecciones plurales recientes -desde las descolonizaciones iniciadas tras la primera y segunda guerras mundiales-, otras guerras y gobiernos militares asumidos mediante golpes bélicos, los llamados "golpes de estado". Turquía es una democracia desde 1922, pero tuvo un período largo, como de 40 años, de competencia entre uno y tres partidos, y el otro ejemplo republicano de la región es el de Egipto, que depuso al rey Faruq en 1952 y tuvo de presidente a Gamal Abdel Nasser (del socialismo árabe) hasta 1970, cuando le legó el mandato a Anwar el-Sadat, quien gobernó hasta 1981, seguido de Hosni Mubarak (también nasserista) hasta la revuelta de 2011, que llevó a la presidencia a Mohamed Morsi, de los conservadores Hermanos Musulmanes, de 2012 a 2013, despuesto por un golpe militar tras el cual Abdelfatah El-Sisi, un sunita conservador, ganó las elecciones en 2014 para el cargo que aún desempeña.

Así son los modelos políticos de los países de mayoría musulmana: 

Monarquías absolutas (6,12% de 49 países -sin contar a Siria-): Reino de Arabia Saudita, Sultanato de Omán y Emirato Islámico de Afganistán. Cabe señalar que no todas las monarquías absolutas son iguales, por lo que hay que evaluarlas más en concreto, ya que pueden ser progresistas o de conservadurismo moderado, sino extremo o reaccionarias.

República de líder clerical (2,04%): República Islámica de Irán. Aunque tenga presidente y parlamento, así como tribunales, su máxima autoridad es el ayatola Alí Jamenei, un clérigo chiíta del linaje seminal de Mahoma. En el mundo islámico hay una puja entre quienes sostienen que el dirigente principal de la iglesia y el pueblo debe ser descendiente directo de Mahoma, la postura chiíta, y quienes defienden que eso no es necesario, los sunitas, los cuales, a diferencia de aquellos, también proclaman que los sacerdotes no son infalibles. No obstante, los sunitas a veces son más de derecha que los chiítas, lo que se nota en la alianza de Irán con China y de Arabia Saudita, regida por el sunita Salmán bin Abdulaziz, con EEUU. 

Monarquías moderadas (14,28%): Reino Hachemita de Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Reino de Bahréin, Estado de Qatar, Estado de Kuwait, Reino de Marruecos y Malasia.

Países de gobierno militar autoproclamado -con "golpe de estado"- (14,28%): República de Sudán, República del Chad, República del Níger, Burkina Faso, República de Mali, República de Guinea y República Popular de Bangladésh. Señalo lo de "autoproclamado" porque las presidencias liberales estándar también son militares, ya que los presidentes, incluso los reyes, son comandantes supremos de las fuerzas armadas, al menos en general.

Repúblicas unipartidistas (4,08%): República Unida de Tanzania y Estado de Eritrea.

Repúblicas "normales" (46,93%): República de Irak, República de Azerbaiyán, República de Turkmenistán (de gobierno muy autoritario), República de Uzbekistán (muy presidencialista), República de Kazajistán (Nursultán Nazarbáyev fue presidente desde 1990 hasta 2019), República Kirguisa, República de Tayikistán, República Islámica de Pakistán, República de Turquía, República Árabe de Egipto (sufrió un golpe de estado en 2013 y a partir de entonces fueron proscritos los Hermanos Musulmanes, de derecha conservadora), República Democrática Federal de Etiopía, República Federal de Nigeria, República Tunecina, República Argelina Democrática y Popular, República de Costa de Marfil (Alassane Ouattara la preside desde 2011), República Islámica de Mauritania, República del Senegal, República de Gambia, República de Guinea Bisáu, República de Sierra Leona, República de Albania, Bosnia y Herzegovina y República de Indonesia.

Países muy en guerra (10, 20%): República de Yemen (desde 2015, de los hutíes contra Arabia Saudita, y desde 2023 contra Israel), República Libanesa (distintas guerras desde 1958), Estado de Palestina (desde 2023 contra Israel), Estado de Libia (desde 2014 entre grupos internos; de gobierno provisional) y República Federal de Somalia (interna desde 1991 y con gobierno transitorio).

País dividido (2,04%): Sahara Occidental (en disputa entre Marruecos y la República Árabe Saharahui Democrática).

 En términos constitucionales, la siria de Bashar al Asad fue una república unifrentista hasta 2012: desde la Constitución socialista de 1973, sólo podía gobernar el Frente Nacional Progresista, liderado por el Partido Baaz Socialista Árabe, y los partidos restantes estaban proscritos. A partir de la Constitución de 2012, hubo una elección de tres listas, o sea, que la apertura política fue escasa, pero más restringidos fueron los regímenes de las monarquías, los países en guerra y los gobiernos de autonombramiento militar. El caso de Irán es paradojal porque, si bien es una república de gobierno polipartidario, en cuyas últimas elecciones presidenciales participaron cuatro listas, aunque con una abstención de entre el 50 y el 60% del padrón, el líder máximo del país es un sacerdote islámico que fue nombrado para ese cargo en 1989 por una asamblea de expertos en derecho islámico, es decir, por un grupo selecto y de religiosidad muy cerrada. La Siria de Bashar al Asad estuvo entre las repúblicas unipartidarias y las más plurales, o sea, que cerca del 50% de los países de este recuento fueron menos democráticos aún, incluyendo a los que están en guerra y a los de fuerzas militares autodesignadas como gobernantes. No obstante, la presidencia de este al Asad reprimió duramente a las protestas de la "primavera árabe" en 2011, que en general fueron pacíficas, aunque no del todo, antes de que se desatara la guerra interna, así que ese tema debe ser bien evaluado, pero otros gobiernos cometieron masacres parecidas y peores sin que se pida mucho su destitución, como el de Israel con los palestinos, así que falta ver qué importancia tiene la adhesión al-asadista al socialismo en la guerra que el liberalismo le hizo en contra, adhesión que luego se reformuló como alianza con los gobiernos de Rusia e Irán, que aunque no son socialistas son aliados del chino y opositores al bloque de la OTAN, todos con pros y contras en su desempeño. Ahora Siria es gobernada por un grupo militar de ultraderecha islámica, aunque algo moderado, cuya dirigencia se desprendió de Al Qaeda y que reivindica al califato islámico, así que es menos democrático que el partido de este al Asad. Entonces, la salida que se le dio a su mandato implica una involución histórica, un empeoramiento en las condiciones del país, porque un frente de ultraderecha reemplazó a uno de centro, que cometió muchas maldades, como suele pasar con las presidencias republicanas, pero peor por lo extenso del mandato, la represión a las protestas y la guerra posterior contra sus miembros de ultra, meso y centroderecha, y los de meso y ultraizquierda. Bashar al Asad era alguien que debía ser depuesto pero no de mal modo, y estaba abierta la opción electoral, pero por algún motivo aún no esclarecido los actores en pugna prefirieron la vía bélica.

 Las 500 mil muertes que se calculan en esta guerra siria, o la cifra que sea -se dijo de entre 100 y 120 mil-, no son del todo achacables a Bashar al Asad, porque algunos de esos muertos eran de su bando y porque se trató de una guerra, cuyas atrocidades algo responden a la lucha para vivir y al deseo de venganza alimentado por los rencores provenientes de sus traumas previos, entre el ejército asadista y sus opuestos, también algo enemistados entre sí, de la Organización por la Liberación del Levante (OLL, cuya sigla en árabe es HTS, conducida por Abu Mohamad al Golani), el Ejército Nacional Sirio, el Ejército Libre Sirio, el Estado Islámico y las Fuerzas Democráticas Sirias, entre otros grupos y con sus apoyos extranjeros. Para deslindar bien sus culpas habría que analizarla en detalle, similar a lo referido a la cárcel de Sednaya, que fue muy criticada a la ligera. La culpa por las víctimas de la guerra no se acota a los grupos armados sobrevivientes, sino que en grado secundario atañe a sus simpatizantes y en terciario al resto de la humanidad, porque no hicimos lo necesario para impedirla, pero la industria armamentística también tiene un lugar especial porque se fabricaron las armas a sabiendas de que se las usaría para matar y encima con algún ánimo de lucro extremo. Más de fondo, también importan los promotores de las causas económicas, políticas y religiosas de la confrontación, e igual en especial el periodismo menos pacifista. No todos los culpables por la guerra merecen sanciones tribunalicias, pero sí alguna buena. Como las guerras son nacionales, hay mucha gente involucrada en ellas, así sea por opinarlas para mal o trabajar en su favor, pero en un sistema judicial concentrado en instituciones como el republicano no se puede enjuiciar a todo el mundo, así que la crítica del actuar de cada quien al respecto tiene que darse bien por todo el cuerpo social, lo que no es sencillo pero sí natural: salvo excepciones, cada quien va a evaluar su conducta y la ajena para el caso, pero no siempre con buena razón ni con la información necesaria para sacar buenas conclusiones.

 La crítica al gobierno de Bashar al Asad tiene un sesgo liberal porque se la promovió mucho desde la prensa de derecha, incluso con noticias falsas y omisiones informativas. Los Cascos Blancos que acudieron a la cárcel de Sednaya señalaron en su página web que no encontraron las celdas secretas que tanto denunció el periodismo, luego de lo cual los medios que dijeron que existían no se ocuparon de informarlo, con lo que el tema quedó instalado en la opinión pública como si fuera cierto, y hubo quienes dijeron que la fotografía del niño en la cárcel tampoco era de Sednaya, ni que hubiera mujeres ahí, así como que el preso liberado que le dio una entrevista a CNN era un actor, sin que luego se haya dilucidado bien el asunto, por lo que hay gente engañada y temas sin saldar dejados en el abandono, y hubo muchas ejecuciones extrajudiciales de la OLL luego de derrocar a este al Asad que no fueron retratadas por la prensa, que sí señaló las del gobierno baazista. Entonces, falta averiguar sobre cómo fueron las protestas de 2011 y su represión, que fueron analizadas livianamente y con propósitos políticos, y cómo fue la guerra posterior, cuya cantidad de muertes tampoco se conoce con seguridad. Ya hay antecedentes de intervenciones liberales "justicieras" que arruinaron a países enteros en nombre de la democracia, la libertad y los derechos humanos, como las de Libia, Irak y Afganistán, así que este caso puede no ser distinto. Se usaron datos cruentos, los de la represión, las fosas comunes y las torturas y otras condiciones inhumanas en la cárcel, para conmocionar a la audiencia periodística y ponerla a favor del golpe de derecha, y si bien eso puede haber existido, no se dimensionó bien cómo fue, ni se las comparó con las cometidas por EEUU y sus aliados, que gozan de encubrimiento informativo. No es raro que un país en guerra durante 13 años tenga fosas comunes, porque en guerra no da la capacidad social para hacer entierros normales, y algunos de esos muertos eran partidarios de este al Asad, ya que en los combates murieron hombres de todos los bandos, mujeres, intergéneros y varones. Las protestas de 2011 fueron presentadas como democráticas y opositoras al régimen, pero sus participantes tuvieron posturas distintas: algunos habrán sido partidarios de Bashar al Asad que le reclamaban mejoras económicas luego de la crisis mundial de 2008, la de la quiebra de los bancos estadounidenses, que desató protestas en otros países árabes, la llamada "primavera árabe", y en Nicaragua y Venezuela (este al Asad ganó las elecciones de 2007 con un 99% de los votos; si bien fueron elecciones de candidato único, votó el 95% del padrón, o sea, que tenía mucho apoyo popular, como lo obtuvo en las de 2000 y 2014), y por la sequía de entre 2006 y 2011; otros pueden haber sido partidarios del califato, militantes o simpatizantes del Estado Islámico, el Frente al Nusra y sus más afines, y unos terceros de islamismo entre conservador, moderado y progresista, así como puede haber habido ateos y similares en número menor.

 Hay un aspecto grande de este conflicto del que no di cuenta, que es el de la promoción extranjera de la guerra luego de las protestas de 2011, que importa para analizarlo bien, y así como ese hay otros. Hubo acusaciones de que EEUU e Israel apoyaron a la OLL, así como el gobierno turco apoya al Ejército Libre Sirio, de la Coalición Nacional Siria, en el norte del país, para confrontar a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), el ejército de Rojava, que busca la independencia kurda en Siria y Turquía, es decir, que también mantiene un nacionalismo cerrado, aunque de tipo anarcocomunista, inspirado en el Partido de los Trabajadores de Kurdistán. El gobierno estadounidense sostuvo al Ejército Libre Sirio en el centro-sur del país, y una parte muy grande del territorio nacional está en poder del Estado Islámico (EI), que se financiaba vendiendo petróleo y trigo y con impuestos a su población (ver el mapa actualizado al 25/12 de "Guerra civil siria" en Wikipedia). También le dio armamento a las FDS porque le interesa el petróleo de Rojava y para que combatan al EI.

 El resultado de la "primavera árabe" es algo desalentador porque depuso a presidentes de centro, del baazismo o afines, y los reemplazó por un conservador en Egipto, una guerra civil en Libia y ahora un extremista islámico moderado y una guerra interna en Siria, pero los países en que tuvo lugar fueron más, así que falta completar la crítica. En Libia y Siria hubo intervención estadounidense y europea para deponer a sus presidentes, o sea, que aprovecharon el descontento manifestado en las protestas para encausarlo hacia sus propios fines.

 Las cruzadas cristianas medievales, en esta época de tolerancia religiosa declamada, fueron reemplazadas por un belicismo que se fundamenta en la democracia pero que esconde su antisocialismo en mayor medida que su interés económico, petrolero o de otros rubros, y que no está del todo exento de razones válidas ni de rencores crédicos. La idea de la vida después de la muerte influyó en la guerra porque quienes creyeron en ella se despreocuparon de morir, por suponer que sus almas perdurarían, y hasta que se salvarían del infierno por sacrificarse por una buena causa. Las muertes de la guerra no deben ser adjudicadas sólo al baazismo, porque la guerra tuvo varios actores, e incluso los civiles inermes participamos al alentar para mal a alguno de ellos y a sus políticas, que es lo que la guerra apuntaba a imponer, pero de todos modos es una desgracia que deberá sancionarse bien e intentar terminar y prevenir, aunque no se lo logre por mucho tiempo. La fabricación de las armas también es reprochable, así como la promoción del militarismo muy perfecto. Que el castigo por la guerra sea justo es necesario porque, si se la sanciona mal, se comete un crimen histórico que después tiene consecuencias en la vida de los hombres, así que habrá que buscarlo aunque no se lo consiga. Restará dilucidar qué lugar tuvo la idea de obedecer a mandatos divinos en las opresiones que llevaron a librarla.

 En Argentina, desde la independencia hasta el sufragio universal masculino pasaron 102 años, desde 1810 hasta 1912, y 141 hasta el femenino, de 1951, con la llamada "ley Evita", por Eva Duarte, esposa de Juan Perón, de 1947, es decir, que es violento pretender que los países independizados hace poco cumplan con el canon estadounidense y europeo en escaso tiempo. El sistema plural tiene que ser buscado de alguna forma, bajo principios relativamente igualitarios, pero el modelo predominante no es tan justo como presume, porque pretende ser ecuánime, dejando la elección al voto del pueblo, mientras que oculta que su ley suprema, impuesta mediante revoluciones militares, es liberal smithiana, cuando no también monárquica, y tolera la diversidad religiosa sin asumir que las faltas confesionales deben ser bien enmendadas, con lo que perpetúa su daño, lo cual se replica con variantes en el mundo comunista ateo porque la humanidad es conjunta y algo imitativa, y por los errores de la doctrina y la práctica de izquierda, que también existen. En Argentina una vez se modificó la Constitución liberal, en 1949, priorizando la función social de la propiedad por sobre la individual de forma legítima, con una convocatoria del congreso a asamblea constituyente tal como requería la ley, pero en 1956 un gobierno militar hizo derogar a esta reforma mediante una convocatoria con el peronismo proscrito y después no se subsanó bien el fraude, así que el argumento de que la ley liberal se justifica por la soberanía del pueblo es algo pérfido.

Fuentes: varias entradas de Wikipedia; "Cómo se financia el Estado Islámico", en La Nación, Buenos Aires, 2 de septiembre de 2014; "Statement on the conclusion of search operation for possible remaining detainees in secret cells and basements of Sednaya prison", en la página web de los Cascos Blancos; "The exit of women from Sednaya prison: investigation reveals the fabrication of the narrative and concealed theft and vandalism", en verify-sy.com; otros artículos periodísticos y posteos de la red social X.

19-1-25: El modelo de gobierno chino no es unipartidista, sino unifrentista, como el de Siria desde 1973 hasta 2012. Cf. "Frente Unido (República Popular China)" en Wikipedia.