jueves, 9 de enero de 2025

Sobre la corrupción

 Hoy en día se la combate mucho, entendiéndola como delito o inmoralidad, como si la ley y la moral instituidas fueran de bondad absoluta, o falible pero no tan buena como se la supone, y entonces faltarles implicara un mal vicio, pero los valores entronizados no son del todo buenos, son bastante malos en verdad, al menos para algunos temas, y entonces mantener las costumbres que se pretende a partir de ellos a veces es imposible, porque los hombres nos tratornamos a consecuencia de lo ilógico de nuestro sistema de exigencias, para peor cuando lo guían ideas muy falsas, y esto con traumas de distinta índole que se acumulan. También sucede que no toda corrupción es mala, porque cuando se transgreden malos preceptos, sean morales, jurídicos, consuetudinarios o de otro tipo, puede que se lo haga bien. De hecho, cuando los valores son malos es un deber corromperse, para no darles continuidad, caso en que se da una corrupción benigna. Cuando se obedece a mala ley creyendo que es buena también hay corrupción, respecto de la buena de verdad, que queda solapada y no se la reconoce como tal, lo que perpetúa a la legalidad maléfica, que lleva a prácticas dolientes.