Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 7 de mayo de 2021

El espíritu, cosa liviana

 La idea del espíritu viene del soplido, y a lo espiritual se lo piensa como a algo muy poco denso, como algo puro, como es el aire limpio, pero, si bien el aire y el espíritu son muy poco pesados, son cuerpos: el aire es un gas y el espíritu es nuestro alma y las ideas sobre el alma ajena que tenemos en la cabeza, que a veces pensamos que están afuera nuestro. Los espíritus no son tanto seres objetivos, que estén a nuestro alrededor, salvo aquellos que se dan adentro de los seres vivos que nos rodean, cada cual con su alma, y las emanaciones que nos los recuerdan. Los espíritus, como representantes del ser vivo ajeno a sí mismo, existen dentro y fuera de los seres vivos. Son nuestras almas, las ideas que nos hacemos de las ajenas y las partículas que las representan, como el olor que nos recuerda a otros vivientes, aunque no es tanto espirado, sino que también es una emanación de diferente índole, y las hay de más tipos, como los dibujos, y algunos son de mentira: hay espíritus ficticios, espíritus proclamados como pertenecientes a alguien, o liberados de todo cuerpo viscoso, que no son de verdad. Los espíritus verdaderos son las almas de los seres vivos, quienes tenemos respiración, pero lo espiritual no se acota al respirar, sino que se completa con cuestiones mentales, del pensamiento y la reflexión sobre la propia vida. El espíritu es algo muy abstracto y que se hace de oxígeno, pero no es sólo de eso, porque las ideas involucran a todo el cuerpo que las tiene, con lo líquido, lo sólido y los otros gases.

 Hay espíritus en el aire, formas de los seres vivos que se desprenden de nosotros. Provienen de nosotros, proyectando nuestro recuerdo cuando llegan a quien nos recuerda, y se les piensa algo de verdad y algo de mentira. El espíritu, como soplido, se nos sale al espirar, con nuestra información contenida en los restos respiratorios, como la saliva, pero las hormonas también son cosas que remiten a quienes las emanan, como el olor, y no son de expulsión respiratoria, al menos las de la piel. También hay recuerdos de quienes ya murieron, y de lo muerto, pero sólo quienes vivimos los tenemos. Cuando nos recordamos, recordamos nuestra historia, con sus propiedades y crímenes, por lo que el mero recuerdo de alguien implica una pregunta moral sobre sí mismo y lo ajeno. Queda por dilucidar el tema de las ondas cerebrales, las telepáticas, que explicaría ciertas cosas, aunque tenga sus errores.

 Esta explicación es muy rebuscada, siendo poco clara, e hipotética al final, así que falta rehacerla.