Si se entiende a la economía como razón de casa, porque "eco-" remite al hogar y "-nomía" a la denominación, se puede pensar a la religión como económica, no sólo por su relación con las viviendas menores sino también porque las iglesias son habitaciones, lugares edificados en los que se vive, pero de mayor elaboración que las casas más construidas, que tienen menor tamaño. De igual modo pasa con las demás instituciones, que tienen sedes, esto es, ambientes cerrados de construcciones techadas, que a su modo son viviendas.