Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 26 de julio de 2022

Cada bolsa es única e irrepetible

 Con la producción en serie hubo el debate sobre la pérdida de la originalidad de las obras, que, en verdad, ya pudo darse desde el principio de la agricultura, y desde antes, cuando lo que era silvestre se empezó a cultivar a voluntad, en espacios delimitados por la razón, de lo que surgieron figuraciones sobre la rectitud, el régimen y el reinado, inspiradas en los trazos lineales de la siembra, el surco para el agua y la tenencia de la tierra, en combinación con malas ideas que legitimaran las desigualdades y tiranías, o mismo los cálculos respecto a los terrenos, con mediciones de áreas resguardadas por ejércitos. La geometría y las matemáticas se desarrollaron, entre otras cosas, para cultivar tierra arada y contar sus frutos, como los granos de la cosecha, que se manejaron de a miles. Es verdad que manipular la vida de los vegetales pierde el encanto de lo salvaje, pero también nos permite alimentarnos. El problema con eso es otro, el de que, a pesar de mejorar nuestras condiciones de vida, nuestra vida es a veces triste por causas absurdas, pero eso no es culpa de la agricultura misma, sino del modo en que nos concebimos y en que ordenamos nuestros vínculos. Si fuera por despreciar las copias, tendríamos que despreciar a las gallinas de criadero, a las que podemos querer aunque las tengamos encerradas y planiemos comerlas, lo mismo que si nos despierta ternura una lechuga en la heladera, que está viva aunque desenraizada, y no sentiríamos ningún aprecio por los maíces transgénicos, como tampoco nos debiéramos compadecer jamás de los ejecutivos, cosa que no nos sale siempre, por ejemplo, cuando les descubrimos en pena. Es verdad que los originales nos suscitan una admiración inigualable, y con razón, que no se la atribuimos a sus copias, pero eso no se da siempre, y, cuando accedemos por primera vez a las copias, sin saber que lo son, nuestro encuentro con ellas es sorprendente, como cuando escuchamos canciones trilladas a las que no conocíamos, que están "quemadas" para quienes ya las oyeron pero son nuevas para nosotros. En algunos casos, pocos, las copias son mejores que el original. Hay cantantes, como Mercedes Sosa, o Luis Miguel, que no escribieron las canciones que cantaron, pero aún así sus obras son originales, por todo lo que originaron, más allá de lo que se les pueda reprochar. Se puede regrabar una canción al por mayor, pero cada grabación suya, si bien es igual a las otras, no es la misma que cada cual de ellas. Tienen distintas historias, pero tampoco eso las justifica de por sí, de igual modo que debiéramos medir bien nuestra ingesta. La saga de Chespirito no sería amable sin sus clichés, y cada cual puede entretenernos, aunque sea el mismo de antes, o hayamos visto varias veces el mismo capítulo. Cuando nos hartamos los dejamos, y después los vimos de nuevo, incluso aunque supiéramos cómo terminan.

 Con la estadística pasa igual, que detrás de los números fríos están nuestras historias, pero igual se merece algún repudio, sobre todo cuando nos va mal por ella.