Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 1 de julio de 2022

Del idioma indoeuropeo y el esperanto

 La lingüística hipotetiza del idioma indoeuropeo, el de entre Europa y el río Indo, del que hay registro como subdividido desde el neolítico, con las inscripciones en piedra y papiro de toda esa región. La etimología supone una raíz común, llamada protoindoeuropeo, que existió, porque hubo un idioma en esa región y en ese entonces, previo a la escritura, pero no fue un idioma del todo homogéneo, ni existió solo, ya que coexistió con los idiomas de las otras zonas pobladas por la humanidad, que le influyeron y fueron determinados por aquél. A la vez, puede haber sido un idioma compuesto por varios sub-idiomas, hablados en lenguajes con alguna coincidencia y diferencias entre sí, que obstaculizaran la comunicación, así como ahora hay un lenguaje de la especie, en el sentido del habla y la escritura humanos, compuesto desde idiomas que no se entienden del todo bien, ni hacia adentro de cada cual. El idioma indoeuropeo viene del africano, y antecede al del resto de Asia, al de Oceanía y al de América, como al polar, pero salió de pensamientos anteriores, de nuestros antepasados primates que no prendieron fuego a propósito, que no sabemos tanto de por dónde anduvieron, aunque sí que sus predecesores salieron del agua, donde pensaron, y después de empezarse a escribir en papiro nuestro idioma se recombinó mucho, sobre todo a partir del renacentismo de la burguesía de Florencia, que luego redundó en los barcos a vela, que cruzaron los océanos antes de los de motor a vapor. Ya en la Babilonia antigua la humanidad se entendía bastante mal, pero antes también lo habrá hecho, lo que no implica que nunca vaya a haber un idioma que funcione bien para nuestra comunicación. El que hay a veces lo hace, aunque no tanto como debiera. La buena comunicación humana también depende de la asunción que hagamos de la historia, por lo que de la verdad, porque el idioma responde a la ideología. Entonces, se le debe examinar la veracidad, que no es buena de por sí, o sea, que no toda veracidad es buena, aunque suela serlo.