Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 31 de julio de 2017

La “privesía”

A la clase privada se la puede llamar “privesía”. Que tiene un carácter sagrado se nota en la etimología de “elite”, que es su sinónimo y que proviene del vocablo latino “eligere”, que es “elegir”, lo que da cuenta de que la elite es considerada como la clase de los elegidos, supuestamente por los dioses y para que conduzcan a sus inferiores, pero, desde el sufragismo, la elección de quienes gobiernan, muchos de los cuales son parte de la elite, se hace mediante el voto social, que es un método político relativo a la fe porque se inspiró en los votos monásticos. En el modo de producción laboral occidental y antiguo la privesía era la clase esclavista, en el medio la feudal y en el actual la capitalista, pero además de componerse por los poseedores directos de las mayores fuerzas productivas económicas contuvo a las partes altas de los cleros, las academias, las judicaturas y los ejércitos. Falta agregar cómo fue esta cuestión fuera de Occidente, aunque debe haber sido más o menos parecida. Esta es una definición clasial que abarca tanto a los detentadores de los grandes medios productivos económicos como a los de los demás, por lo que atañe a las máximas autoridades eclesiales y a los dueños de los grandes medios de comunicación. También puede contener a los máximos dirigentes sindicales y a las autoridades gubernamentales, entre otros y según cómo sean sus vidas, además de que se intraestratifica, por lo que tiene diferentes niveles, pero este análisis de clases, que distingue entre la privada y la pública, división que se corresponde aproximativamente con la de la aristocracia y la democracia, la de la oligarquía y la poliarquía y la de la capitalesía y el proletariado, tiene variantes y excepciones de mayores a menores, que deben ser tenidas en cuenta, junto a sus agregados de las otras clasificaciones, las que no son estráticas, porque el cuadro estrático no representa a la totalidad general de la historia salvo que se lo complete con los otros criterios. En verdad, la totalidad de la historia humana no puede ser representada bien ni individual ni grupalmente más que en abstracto, porque en particular completo sólo puede serlo hecha por la totalidad de la humanidad, pero para eso cada quien tiene que entender más o menos bien a la realidad. Es preciso tanto el acertamiento del juicio histórico científico como la socialización de la ciencia verdadera.

Incluir como proletario tanto al asalariado como al empresariado no capitalista y al villerío sin remuneración formal no debiera ser problema en tanto existiera la crítica al proletariado, ya que ella permitiría abordar los males proletarios, entre los cuales están los del empresariado menor y los del lumpenaje.

La privesía es la clase dominante, y se compone casi siempre de los detentadores de los grandes medios productivos.

Los criterios para la clasificación social integral son varios, y deben ser tenidos en cuenta en simultáneo. Algunos de ellos son: la posesión de medios productivos generadores de valor abstracto, la concepción del universo, el género sexual, el género cultural, la posición dentro de la estructura familiar, las pertenencias de subsistencia, la edad, la belleza, el lugar de residencia, el nivel educativo, las amistades, la posición política y el prestigio social. Hay otros tantos a los que habría que agregar.