Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 19 de septiembre de 2017

De la desaparición de Santiago Maldonado

Como con los demás desaparecidos, no hay que reclamar su aparición con vida, ya que no sabemos que no haya muerto. Hay que exigir el esclarecimiento de su secuestro, porque eso direcciona mejor a la lucha, ya que permite entender mejor al tema, bastante tergiversado por la manipulación ejecutiva, judicial y comunicativa del macrismo. Hay que tener en cuenta que a mucha gente se le dificulta asumir la posibilidad de que haya sido asesinado, lo que a esta altura es casi seguro, pero deben hacerlo porque es muy probable que sea cierto, lo mismo que cayeron una y otra vez en las maniobras distractivas del gobierno y los grandes medios de comunicación.

Otra cuestión es la de que se debe denunciar el accionar de los infiltrados en las manifestaciones del caso, cuya operatoria conjunta a la de los medios de comunicación oficialistas pretende difamar a la protesta, y lo están logrando bastante porque se los delató poco. El anarquismo es responsable de prenderse ingenuamente en los apedreos y demás actos vandálicos, pero en gran medida sus miembros se abstuvieron de participar en ellos, aunque sin explicitar en público una autocrítica a su violencia en las manifestaciones, lo que repercutirá en sus acciones futuras y en la operatoria policial. Deben tener en cuenta que los agentes de inteligencia del estado se aprovechan de la predisposición combativa del anarquismo, por lo que su táctica es la de infiltrar agentes disfrazados de anarquistas en las marchas para que provoquen los desmanes a los que después usan para justificar la represión policial y la condena periodística conservadora. Es probable que el grupo de infiltrados disfrazados de anarquistas que gritaron “¡Uno! ¡Uno!”, como señal identificatoria para la policía uniformada, al final del acto del 1 de septiembre, fuera el mismo que apedreó a la sede de la gendarmería en la calle Tacuarí a la altura de Venezuela, cuya filmación luego fue transmitida por los medios de comunicación oficialistas. Los vi pasar en bloque por Perú y Alsina. Era un grupo cerrado como de 20 personas vestidas de anarquistas, con banderas e insignias, a poco de haberse iniciado la represión policial en la Plaza de Mayo, que iba en la dirección de la mutual de la gendarmería, proveniente de cerca de la legislatura porteña, donde ocurrió el griterío de aquélla contraseña. Me llamó la atención que el grupo de supuestos anarquistas portara prendas de vestir y estandartes en gran cantidad nuevos, y bastante limpios en general, más de lo que lo suelen estar los pertrechos de los anarquistas.

Un último tema es el del silenciamiento del carácter anarquista de Santiago Maldonado. Santiago Maldonado fue estudiante de bellas artes en la Universidad de La Plata, adonde con un amigo pintó murales callejeros, cuyas fotografías fueron publicadas en La Izquierda Diario, en uno de los cuales firmaron con la A del anarquismo. Más allá de las fallas accesorias del anarquismo actual, como el relativismo nietzscheano, o el sadomasoquismo foucaultiano, que son bastante importantes, el anarquismo tiene el error fundamental de recusar al gobierno, que hace que sus aspiraciones legítimas no puedan ser atendidas debidamente, justamente porque muchas veces es el gobierno el que tiene que resolverlas. Entonces los anarquistas terminan en protestas sin un correlato partidario, ni gubernativo, bien planteados, por lo que sus reivindicaciones son poco satisfechas. El antiestatismo les falsea su interés por favorecer a los más pobres, y además los aproximó a luchas perversas y vanas en los peores casos, o prestas a riesgos innecesarios.


Agregado

Lo del apedreo a la mutual de la gendarmería fue como a las 19:30, así que el grupo que vi pasar, el de los supuestos anarquistas, como a las 21 hs., no fue el de ese atentado.