Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 10 de septiembre de 2017

De que la programación televisiva es rebajante

La televisión podría ser usada de otro modo, aunque siempre habría que mantenerla en funcionamiento, pero, de hecho, es usada como es usada, o sea que, aún con los logros que tiene, es de mala calidad, o más bien mediocre, con elementos entre muy malos y muy buenos, de los que predominan los intermedios. Todos esos análisis populistas anticríticos, celebratorios del consumo cultural, obviaron señalar la pobreza comunicativa de la programación televisiva, que responde por un lado a la chatura de los contenidos, pero por otro al sistema de circulación de los mensajes aparejado por la tecnología, en el que unos pocos emisores le transmiten datos a muchos receptores sin que éstos puedan responderles ni comunicarse entre sí, lo que sucede entonces por fuera del sistema mediático, pero insuficientemente. Al haber sido, esos análisis, condescendientes con el pueblo, impidieron la crítica a los males de la cultura popular, que es representada en los medios comunicativos, en los cuales se da un populismo privado, una relación de la clase privada, que es la dueña de los grandes medios, con la popular, que trabaja en ellos, los consume e inspira a parte de los contenidos. La representación mediática comunicativa combina elementos de las dos clases, pero su dirección es privada, por lo que su funcionamiento primordial responde a los intereses del idealismo capitalista en curso. El democratismo poco predispuesto a la crítica a los medios comunicativos, que se acota a la operatoria privada sin cuestionar a la pública, tendrá que asumir el tema, porque la realización de sus aspiraciones, de las que a veces tiene poca conciencia, depende de la resolución de los malos aspectos de la comunicación mediática en general, y habrá que analizar a la fabricación y al manejo de los equipos, así como a su descarte, para evaluar si amerita que se los mantenga, y cómo debiera ser eso en el caso de que se lo merezcan, pero el reordenamiento social no será suficiente en tanto que la especie humana no haya asumido el cuestionamiento al fideísmo, porque éste incide en el modo de producción social en general, y en particular en su economía.

Para evaluar a la producción humana se le tiene que preguntar a los trabajadores, que son muchos de los que la hacen, y no basta con algunas preguntas como para evadir el tema, sino que tendrían que opinar todos, y libremente, y hasta bien, porque hubo casos en los que argumentaron en contra de sí mismos, como tantas veces lo hizo la gente, a veces por ignorancia, o por haber pensado mal, lo que les llevaría tiempo y no podrían hacer bajo amenazas. El ejército es otra de las causas de que la humanidad no asuma bien la realidad, porque reprimió a quienes se expresaron en contra de su ideología, que solió ser pietista y coincidente con la de los gobiernos, por lo cual ahora, a veces, las personas se reservan sus opiniones contrarias a la dominancia, o las tergiversan. Los trabajadores no deben ser los únicos evaluadores de la producción humana, porque todos los humanos debemos serlo, pero para que eso sea suficiente cada quien tiene que razonar más o menos bien.

Ahora bien, a este comentario le cabe un reparo, por lo menos, porque no representó bien a la lucha kirchnerista para democratizar la comunicación mediática argentina, incluso con las faltas que tuvo, que llevaron a que el intento fracasara hasta ahora. Le falta incorporar eso para que la crítica sea sintética, y bastante más amplitud internacional.

La programación televisiva es rebajante porque responde más que nada al privatismo, en tanto que el proletariado es propenso al progresismo religioso, que es demócrata. Es superior al común de la gente por ser aristocrática, pero es inferior en calidad por eso mismo, ya que su superioridad se acota a unos pocos y es políticamente conservadora.


Autocrítica

A lo de la ley de servicios de comunicación audiovisual lo traté sabiendo poco. Es un tema bastante amplio para cuyo abordaje no me alcanza la capacidad.