Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 1 de julio de 2019

De que el capitalismo puede persistir quebrado durante cierto lapso

Quizás no por mucho tiempo, y su superación puede ser mejor o peor, es decir, que según la estrategia que se emplee se obtendrían resultados más o menos buenos y malos. De no asumirse socialmente bien el problema de la república y el religioso, la transformación progresiva facilitada por la crisis del capital se aproximaría a las repúblicas socialistas fidentes, lo que requeriría correcciones urgentes por la violencia histórica de ambos sistemas. Entonces, será preciso que las naciones discutan lo suficientemente bien al problema político y al de los dioses, en las universidades y la prensa en particular. El capital puede mandar quebrado, pero así lo hace débil, persistiendo en su conducta autodeteriorante por las fallas lógicas de su orden, derivadas del fideísmo y que se multiplican a la par que las ganancias, pero entonces se le deberá dar buen entierro, porque el socialismo, de darse, sería su sucesor, así como a éste habría que deponerlo en el comunismo ecológico, porque empezaría siendo demasiado productivista y de representación política sobreconcentrada. El ritmo de la revolución debe depender en primer lugar del proletariado, luego del empresariado popular y en último lugar del capitalista, en lo que la vanguardia tiene que favorecer el desarrollo materialista con cierta compasión hacia las masas fieles, porque aún a tientas y no sin barbaridades hacen a la comunidad humana, cuya honra es la meta del comunismo. La crítica a las masas se hace necesaria, tanto como que sea justa, lo que no será fácil de conseguir. Debe ser uno de esos problemas que son livianos de manejar una vez que se los aprende, pero hasta entonces es infranqueable. En particular es precisa para los partidos de vanguardia, muchas veces marxianos, aunque no siempre, y hasta ahora medio desacertados, por lo menos en el hecho de que no se pueden relacionar bien, cuestión que traba la concreción de los objetivos del programa comunista, o mismo del progreso necesario para la supervivencia proletaria. Esto responde no sólo a la irracionalidad popular, sino en particular a los defectos intelectuales socialistas, a consecuencia del pietismo social, que exacerba el hábito de concluir en base a hipótesis, lo que torna a la ciencia en más equívoca, incluso en el lado materialista. Le resta prudencia, que además debe ser social, admitir lo cual será cuestión de cada quien, en el seno de un debate común.

El socialismo científico tendrá el problema de qué actitud adoptar ante la derechidad proletaria, e igual con la popular, lo que le demandará buena indulgencia, así como tendrá que hacer algo parecido con respecto a sus propias faltas. La buena indulgencia no implica perdón automático, ni necesario, sino que lo supedita, en caso de merecerlo, a la justicia, con la verdad y la socialización propietaria correspondientes, y demás prendas, aún con los tiempos desfasados que deba haber, ya que remedar los crímenes históricos es muy trabajoso y porque el debate judicial se da en el marco de sistemas creyentes, contradictorios y en crisis, con la puja histórica entre los bloques políticos y económicos.