Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 9 de julio de 2019

Niveles y forma de la abstracción económica de la materia en el capitalismo actual

En primer lugar está la agricultura, en que se abstraen las cosas vegetales y mineras. Luego, sigue la industria, que hace materia secundaria con los insumos de la primaria y que a su vez faculta a los servicios: la educación, la salud, la infraestructura habitacional y las finanzas. Les atraviesan el comercio, el transporte, el descarte y los residuos. La clase capitalista es la que acumula mucho del capital de las finanzas, que son los objetos dinerarios. Hace la gran mayoría de la acumulación más abstracta. El empresariado popular acumula en capitales desde agrícolas hasta financieros, pero su ahorro es menor, aunque mayor que el del asalariado. La captación de bienes agrícolas, industriales y serviciales sucede en ambas clases, pero se diferencia según la tenencia de empresas, cuyos capitales son agrícolas cuando se trata de la tierra, industriales cuando de la fabricación y serviciales cuando de prestaciones. Los empresarios son los dueños de los medios principales de producción: la tierra, las fábricas, las locaciones de servicios, las grandes maquinarias y el dinero, entre otros; en tanto que los asalariados poseen, al igual que aquéllos, a los secundarios, pero en menor cantidad y calidad: viviendas, ropa, aptitudes, fuerza y demás. La producción de mercancías pertenece a la social, es decir, que no toda la producción es mercantil. La división en clases es efusiva, es decir, que no es absoluta. Tiene un límite rígido pero relativo, por lo que para determinarlo bien se debe recontar bien la tenencia de los capitales más abstractos: los de cambio y los empresariales de uso simple. Eso permitiría catalogar exactamente a los miembros de la clase, los capitalistas. Luego, están sus apoyos populares, que no son capitalistas aunque ahorren más que poco pero que mantienen la vigencia del sistema, que se define según las opiniones sociales, entre las cuales la del voto, una opinión política basada en pareceres.

La representación del valor de uso primario en el de cambio es teísta en que se conforma al mito de Mercurio, cuestión resumida en el mercado, y es de fe en que se la estima con el instinto, el sentido pensante más exploratorio. Entonces, se ponen los precios algo al antojo. Se hace un cálculo aproximado de acuerdo a varios temas sintetizados para la supervivencia y con un interés de uso no siempre justo, algo influido por las concepciones religiosas, que hacen a la ética acumulativa social, en la cual es la empresaria, dada mucho entre egresados de las instituciones porque el manejo de las empresas requiere de lectura y escritura. Es un trabajo calificado de acumulación hasta híper-excesiva, distinto del asalariado superior, que se excede menos y más en bienes de uso fácil que de cambio; un exceso común, como el del empresariado popular, aunque el de éste sea un poco más grande, no el exorbitado de la clase más privada, la de la cúspide social, la aristocrática y oligarca, que propugna tanto el gobierno de pocos como el éxito meritocrático estricto, así como tiende al individualismo de competencia descalificante. Esta clase, no obstante, prima por ser sostenida socialmente, y aunque lo consiga en parte por medios mal intencionados, dado el interés por mantener un sistema que acumula mal, esto no le quita toda responsabilidad al resto de la sociedad, ya que la buena concordia social también requiere que el pueblo admita bien sus errores. La buena transformación socialista precisa de la asunción verdadera de la realidad por parte de toda la sociedad, tanto como la socialización propietaria que se le corresponde.