Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 10 de marzo de 2020

El liberalismo ortodoxo como liberalismo extremo

El liberalismo extremo es la derecha, en tanto que el moderado es la centroderecha. Van del aperturismo económico al proteccionismo, siendo ambos relativos, ya que se trata de aproximaciones a sus modelos puros. La ultraderecha es reaccionaria, pero no siempre quiere reponer los órdenes monárquicos, los cuales fueran superados por las revoluciones burguesas, sino que en algunos casos, los de la ultraderecha menos fanática, se buscó preservar al liberalismo, cuando fuera fuertemente cuestionado por la izquierda. A su vez, el socialismo también tiene un sector moderado, el de centroizquierda, pero, en vez de que la izquierda sea su extremo, lo es la ultraizquierda, que también es socialista, salvo excepciones bizarras. La ultraderecha más acérrima es anti-liberal, pero la ultraizquierda es tanto socialista como libertaria, igual que la socialdemocracia, pero de maneras distintas, muy contrapuestas entre sí, por buenas y malas razones.

La ultraderecha es iliberal, pero tiene dos modos, uno monárquico y otro pro-republicano, como las dictaduras militares latinoamericanas de los ´70, y quizás el franquismo. Este último modo, el pro-republicano, si bien no gobernó al modo liberal corriente, adhirió al liberalismo y promovió mucho la especulación financiera exacerbada, a diferencia del nazismo, el fascismo y el islamismo yijadista, que buscaron reinstalar imperios monárquicos y no se interesaron tanto por las ganancias bancarias. Además, las dictaduras militares gobernaron en repúblicas, a veces con y a veces sin parlamento pero siempre con poderes judiciales y presidencias con ministros, lo que es distinto al sistema de los reinos absolutistas, en que los reyes eran los máximos jueces, aunque no siempre, ya que discutían con sus cortesanos, y con monjes y letrados, y tenían consejeros, un sistema ministerial menos desarrollado que el de la modernidad capitalista.