Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 29 de marzo de 2020

La pandemia coronavírica como efecto adverso de la política keynesiana

La masificación del turismo es una política intervencionista, que estimuló la demanda con la promoción de este modo de vacacionar, pero ahora vemos que fue una solución que, si bien tuvo su mérito, también tiene su perjuicio. El tema tampoco sería prohibir el turismo, pero sí reducirlo mucho, o algo así, no sólo por eso sino también porque es abusivo, al no ser un medio de descanso suficiente, sino uno que se combina con el interés de reactivar la economía sin resolver bien sus problemas de base, como lo es el de la extracción desmedida del plusvalor, que causa que a gran parte de las ganancias se la dedique a la especulación financiera, por lo que se reinvierte poco en la economía necesaria, cosa que hacen los grandes empresarios porque padecen de mucho sobreatareamiento: la especulación les provee de un método para reinvertir que no demanda ocuparse de objetos muy pesados, sino de billetes, tarjetas de crédito o las computadoras con las que se efectúan las transacciones bancarias. Es un método falso pero que seguirá vigente hasta que se le haga la suficiente crítica, que es relativa al análisis religioso porque la especulación financiera se fundamenta en el fetichismo.

Así como ésta, el sistema actual de vacaciones tiene más cuestiones penosas, como la interrupción brusca de las relaciones sociales que se generan durante ellas, que rara vez pueden continuarse una vez que comienza el ciclo laboral corriente. Otro tema grave es que los trabajadores se enfocan en aguantar hasta el receso en vez que luchar para mejorar lo suficiente las condiciones laborales.

No obstante, no hay que sobredimensionar la incidencia del turismo de masas en la transmisión del coronavirus, ya que éste también se diseminó por medio de los demás tipos de viajes, tanto internacionales como nacionales, porque se contagia mucho en las recámaras cerradas, como lo son las cabinas de los aviones, barcos y colectivos, muy utilizados no sólo para la recreación, sino también para el trabajo remunerado.