Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 10 de marzo de 2020

Estar endeudado es estar en falta

El pecado es una falta, una mala acción. Estar endeudado no es malo en sí mismo, pero implica deber algo. En las deudas financieras, se debe devolver lo recibido en préstamo, según contratos fiduciarios, es decir, de fe, de una fe que es legal, o sea, que está inscrita en las leyes, en legislaciones fieles, que como son capitalistas le agregan la usura irrestricta, la de los intereses, causando una suma impagable, que se refinancia pero persiste como patología debitaria: el crédito, en vez que ayudarle a vivir a la sociedad, la perjudica, se vuelve nocivo, o más nocivo que beneficioso, porque se le prolongan mucho los males aparejados por la obediencia a las ideas equivocadas. El derecho, como tiene una relación con el teísmo, plasma en las leyes algunas de las ideas de la doctrina clerical, y se funda, en gran medida, en la moral de las iglesias, porque las constituciones establecen las relaciones jurídicas entre sacerdotes y laicos, que son los dos mayores componentes de la vida sedentaria.

A la gente se la endeuda aunque no quiera, ya que los préstamos adquiridos por los gobiernos se le cobran a las naciones a las que éstos representan, porque se estableció que los presidentes reciben la soberanía de sus países mediante el voto de sus habitantes empadronados. Del mismo modo que se califica la conducta individual según los cánones teístas, o los principios máximos en los países de gobierno ateo, que coexisten en disputa, se le endilga la deuda a gente que no la tomó por sí misma, y que hasta puede haber estado en contra de que se la tomara. El sacrificio que exige es el de trabajar mucho para generar el valor abstracto que demandan los pagos, conseguir el dinero para la fecha comprometida en los contratos, lo cual se basa en el comercio internacional, también de fundamento confiante, pero de fidencia crítica y experimental.

Del mismo modo que a la gente se la considera pecadora por haber sido concebida con pecado aparente -se cree que nacemos en falta por ser pecaminosa nuestra procreación, dada la lascivia que contiene-, se nos endeuda por endeudarse el gobierno al que se supone que se le cede bien la soberanía, o sea, que se nos desgracia por cosas que no dependen de nosotros y por lo mal que se entienden algunos temas.