Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

El leninismo y la revolución pasiva

La estrategia insurreccional de tomar el gobierno mediante guerrillas proletarias para desde ahí dirigir la concreción del socialismo genera revolución pasiva en el caso de que las masas no lo estén exigiendo. Sucedió así en el bloque comunista, en el que el proletariado no es muy socialista y menos aún gestiona las empresas con asambleas de trabajadores. El gobierno puede ser un actor estimulante para la revolución, pero para triunfar bien tiene que empalmar bien con las aspiraciones explícitas de la base. En la URSS el estalinismo vetó al consejismo obrero, pero luego de la caída de la unión éste no resurgió con fuerza. El gobierno podría responder bien a las exigencias obreras en pos de la socialización si la ley mayor lo habilitara. De ese modo habría una interacción entre el gobierno y los obreros organizados, que no requeriría una socialización absoluta a corto plazo y que permitiría la coexistencia de distintos modelos propietarios en la transición al socialismo.

Para sostener al constitucionalismo socialista el ejército tendría que estar más o menos dispuesto a hacerlo, lo que requiere de preparación anticipada, es decir, de políticas bélicas progresivas. Habría que aplicar una política militar exitosa antes, durante y después de la reforma constitucional, cuestión nada fácil.