Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Tipología de clases de acuerdo al ingreso

Primero está el lumpenproletariado, es decir, el proletariado andrajoso, los indigentes. Luego, el precario, el del asalariaje ilegal y el empresariado menor, en cierta medida de trabajadores cuentapropistas. Por eso se inclina a la ultraizquierda. A él sigue el formal, que tiene obra social y aportes jubilatorios regulares. Este proletariado, más presente entre la izquierda y el centroderecha, abarca hasta a algunos de los gerentes ejecutivos de las grandes empresas, pero esta parte excepcional de la clase asalariada ya conforma la capitalista, aunque no acumula sumas como las de los grandes propietarios, que son los que dirigen a la clase. Hacen una acumulación grande pero simple, de conservadurismo blando. La clase capitalista se compone no sólo de super millonarios sino también millonarios menores, entre los cuales los altos ejecutivos, algunos en los gobiernos como funcionarios, pero éstos son subordinados suyos. Es una clase que llega a ser liminar, en el límite entre el pueblo y el capital, muy sensible a la lucha de clases por situarse entre ambas del lado superior. El empresariado mediano es parte del pueblo aunque acumule salarialmente porque su enriquecimiento es menor que el de la dirigencia del sistema. Es un empresariado más bien grosero, aunque no siempre, en gran parte compuesto por laicos religiosos y liberales. Es de la parte más procapitalista del pueblo. A la vez que existe la división entre proletarios y empresarios, mediada por el salario y la venta compleja, hay una parte de la sociedad que es procapitalista sin ser parte de la clase dirigente, los defensores del sistema que no son capitalistas, entre los cuales hay tanto empresarios como asalariados. El asunto se complejiza al añadirle la variable religiosa, también con subtipos que se corresponden conflictivamente, asimismo de facto, con la estratificación y la ideología política. La concepciones de mundo se corresponden casi siempre con las ideologías políticas, en una relación algo caótica y algo coherente, ambas con su mal y su bien.

Entonces, la política socialista tiene que atender primero al lumpenproletariado, después al proletariado precario, antes que al formal y que al empresariado medio, que preceden al capitalista, que es la parte media y alta de la cima social, pero la atención debe ser simultánea, ya que las demandas justas de las clases altas pueden requerir de transformaciones sociales inmediatas y su atención incide directa o indirectamente en la vida de las más pobres. El socialismo no podrá resolver bien la crisis humana en tanto que la solución no sea encontrada por toda la sociedad, y más se acerca cuanto más se lo adopta, y con sus atrocidades, pero puede aproximarse a ello y plantearlo para continuarlo a futuro.