Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 27 de enero de 2021

Del populismo

 Es un tema que está mal definido porque al concepto del populismo se le asignan significados diferentes, y no siempre verdaderos. Se define como populista al militante que se exprese a favor del pueblo, entendiendo al pueblo como opuesto a la élite, pero algunos de los presidentes llamados populistas, como Trump y Bolsonaro, no beneficiaron a sus pueblos en desmedro de sus élites, sino a la inversa, y no obstante se les considera populistas, del populismo de derecha extrema. A la vez, el populismo de centro, como el de Putin o los Fernández, que están entre el centroderecha y la centroizquierda, tampoco benefició tanto a sus pueblos quitándole muchos recursos a sus élites, pero algo de eso hicieron, por lo menos los Fernández. Sé poco del gobierno de Putin. La retórica en favor del pueblo está determinada por la concentración del capital, que extremó mucho la desigualdad social y empobreció a mucha gente, haciendo que algunos gobiernos tuvieran que aplicar intervenciones populistas, las llamadas "políticas públicas", pero como se mantiene al capitalismo liberal y al fetichismo que lo impulsa las medidas no son muy efectivas, y algunos de los autoproclamados como populistas ni siquiera hicieron esto, sino que aplicaron liberalismos extremos, con medidas proteccionistas para sectores puntuales, que mantuvieron a las finanzas liberalizadas y garantizaron las grandes ganancias del gran capital, y aún así fueron difíciles de derrotar en las elecciones, como Trump, o se mantienen en el poder, como Bolsonaro, aunque con dificultades, que también las tienen los progresistas. Tampoco es que estos populismos sean tan diferentes entre sí, porque todos son partidarios, o toleran, al capitalismo vigente, pero las diferencias que tienen importan, y en el caso de Alberto Fernández se acentúan porque él es un peronista socialdemócrata, es decir, que es socialista, aunque no pueda avanzar mucho en ese sentido porque está sometido a la constitución argentina, que es liberal, así como tiene que atender al juego de las fuerzas políticas, que en esta nación está muy influido por la derecha macrista, la cual está segunda, con cerca del 40% de los votos a candidatos en la última elección y que obtuvo la presidencia en 2015, es decir, que la política del gobierno argentino está condicionada por el pueblo de derecha, que no se acota al macrismo, ya que parte del kirchnerismo es de derecha, en general moderada.

 En verdad, la distinción entre el liberalismo y las doctrinas libertarias es arbitraria, ya que estos términos, en sí mismos, no diferencian por tipo de teísmo, ni tienen morfemas -segmentos de palabra- que remitan al verticalismo o la igualdad. Así que habrá que buscarles una terminología exacta. El presunto "liberalismo" produce mal por sus errores teóricos, que se vinculan con su teología, lo cual se repite en lo libertario pero de otra forma, y ambos dependen entre sí: existen en relación. También tienen sus méritos, que se vinculan a las relaciones sociales que crean, tengan o no asambleas expresamente sacerdotales.