Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 2 de enero de 2021

El feminismo y la masculinidad

 El feminismo se propone destruir al machismo. Le dicen "deconstruir" como una forma refinada de plantear la destrucción en conjunto, un concepto relevado por el anarquismo, en particular por Derrida, que está de moda en las universidades del mundo. Esto, que tiene su legitimidad, se falsea por dos cuestiones al menos. Una es que no se caracteriza del todo bien al machismo, del que se reconocen sólo los malos aspectos, eso en el debate público. La bondad masculina está muy omitida, así como la maldad de las mujeres. Esto lleva a posturas matriarcales, como un patriarcado a la inversa, de un revanchismo que es honrable por estar algo equivocado. Por otro, no se propone una forma de masculinidad justa. El cuestionamiento no tiene una buena propuesta, explicitada abiertamente, de salida, lo que lleva a que los varones feministas tengan que negar en parte su identidad sexual, haciéndoseles muy necesario adoptar posturas transgénero y homosexuales, lo que niega demasiado a lo cisgénero y heterosexual, tomados a la facilonga como identidades normales. Existen lo cisgénero y heterosexual revolucionarios, es decir, que el paradigma queer no es del todo cierto. Se lo debe corregir para que sea suficiente. Ni lo normal es siempre malo, ni lo anormal siempre bueno, por lo que hace falta resintetizar bien el asunto, pero la normalidad vigente debe ser transformada, ya que no es una buena normalidad, porque la ideología desde la que se forma tiene defectos cognoscitivos serios, al no asumirse muy bien la realidad, cuestión determinada por la teología. La teología fue animista en la época de predominio nómade, y con el civismo pasó de poli a monoteísta. Antes los dioses creidos también eran muchos. A partir de cierto momento, se pasó de creer en muchos dioses dispersos entre los seres vivos y los accidentes atmosféricos a mantener algo de esa creencia pero reafirmando la primacía del sol. Luego, quedaron mitologías politeístas ya más refinadas, de las que hay registro escrito y artístico, antes de que fueran reemplazadas, en parte, por el monoteísmo, que también tiene deidades menores, es decir, que no es un monoteísmo de verdad, ya que plantea la existencia de ángeles y demonios, figuras con las que se caracteriza a las y los hombres de acuerdo a su actitud ante la fidelidad constituida. Tanto el sol como dios son figuras masculinas y paternales, lo que implica que la religión principal del mundo sea patriarcal. Tiene ese rasgo abrahámico, que se venía gestando desde la época de los faraones egipcios, que en el comunismo no está tan presente, aunque tampoco lo tenga del todo bien resuelto. En el comunismo también prima el machismo, es decir, que tampoco tiene bien igualados los géneros, pero es más dado a plantear la igualdad y es menos desigual. Falta una síntesis completa de generidad fraternal.