Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 29 de octubre de 2019

La camaradería es muy burguesa, y las ciudades terráqueas

La camaradería es lo propio de las cámaras, que son espacios cerrados construidos por hombres, mujeres e intersexuales, que se hicieron mucho en las ciudades pero que también los hay en el campo. Los camaradas son quienes comparten cámaras, por lo que gran parte de la humanidad es camarada, con diferentes clases de cámaras y de usos de las cámaras. El reparto de las cámaras está verticalizado. Las cámaras son huecos perfeccionados, mejores que los que producen otros animales. Las plantas empujan la tierra al expandir sus raíces, lo que es otro modo de cavar. El origen del término remite a las prácticas de curvar y torcer, y luego a las bóvedas y ataúdes. La palabra indoeuropea supuesta es la de "kamer", similar a la de "volver". A la vez, la palabra "bóveda" viene de la latina "volvita", que quiere decir "envuelta", ya que las bóvedas son minerales envueltos primero por sus constructores y luego puestos sobre los usuarios. Antes que manejar el barro cocido, la humanidad lo hizo con ramas de los árboles, durante lo cual las torció y quebró, luego con sierras y hachas de piedra, algo que sin ellas hacían nuestros antecesores mónidos y que otros animales también hacen, es decir, que cada especie animal, así como las vegetales, se hace de un espacio, que es lo que distingue a la camaradería, pero que recién después de muchos años llegó a formularse como tal, o sea, que los antecedentes de la camaradería vienen desde el inicio de la vida, pero su formulación fue creada a partir de que se pronunciaran los equivalentes exactos del fonema "kamer", que luego le darían paso a las prácticas inspiradas en la idea de dar vuelta las cosas, para transformarlas en habitáculos. La traducción más precisa de "kamer" no es la de "volver" sino la de "cambiar", y su forma indoeuropea debe derivar de sus antecesores afroasiáticos, así como éstos vienen de sus previos, pasando por la comunicación homínida, mónida, roedora, reptílea, la de los peces y hasta la vegetal, y en coexistencia con la de las líneas de vivientes bifurcados del linaje que terminó por ser humano. La camaradería es el modo de edificación iniciado con las primeras técnicas de la carpintería, porque los primeros cambios habitacionales, hechos mediante el trabajo de la materia, no llegaban a ser tan elaborados: a la vez que eran más toscos se los nombró con palabras más simples. Recién con las primeras bóvedas el concepto cobró su forma. Al expandirse en el agua, las plantas más chicas la empujaron hacia sus costados, una de las primeras tareas vivientes, cuyas sensaciones sirvieron después para pensar en la idea con la cual remitirse al hecho.

Entre las plantas y los animales media la endogenización del esqueleto, que en los árboles es interno y externo y que es externo en los insectos y los caracoles, como babosas con carcaza calcárea, tanto aéreos como acuáticos, ambos con movimiento, a diferencia de los corales, que son calcáreos enraizados, cuya materia húmeda no se desplaza por sí misma. Los corales quizás sean especies intermedias entre vegetales y animales, y tienen esqueleto externo tal como los bichos, por lo que entre ellos puede que medien los caracoles, que tienen esqueleto externo pero que nadan. El cuerpo vivo tiene partes blandas y partes duras. En las plantas acuáticas verdes suele ser tanto interno como externo, aunque es más suave que en las anfibias y aéreas. Algunos de los animales acuáticos con esqueleto externo, caracoles y peces, lo internalizaron al migrar de los océanos a los continentes, empezando por las desembocaduras de los ríos porque ahí podían respirar más fácil. Los delfines y ballenas, de los mayores peces, también pudieron hacerlo desde el aire, pero ya siendo mamíferos grandes, o sea que su conformación es posterior a la de los peces medianos: puede que evolucionaran a partir de reptiles grandes, ya que, si no, no se explica cómo peces tan grandes hayan internalizado su esqueleto sin estadíos intermedios con los demás peces, por lo que existen como peces mamíferos, un oxímoron aparente porque la categoría de los peces no se debe definir del todo por la tenencia de esqueleto externo, o por el tipo de respiración, sino por toda la existencia animal, incluida la forma. El modo de reproducción también es distinto. En los delfines y orcas la gestación es uterina, mientras que en los peces a veces es ovular y otras de vientre, con unas terceras tanto. Los tiburones y las rayas, peces menores, tienen un esqueleto interno cartilaginoso, así como fecundación, gestación y parto uterinos. Los peces más chicos tienen fecundación externa. Al principio de su gestación no había depredadores que se comieran los huevos fecundados en el agua, por lo que el embarazo intrauterino comenzó después, además de que requirió que el útero ya fuese grande lo necesario como para albergar a los huevos.

El curso de la vida va de lo chico a lo grande, ya que la historia viviente se inició siendo muy pequenísima, de una célula, que a la vez fue un huevo y un viviente. Los primeros seres vivos fueron huevos vegetales, o pre-vegetales, de tamaño menor y surgimiento anterior a los animales, así como hoy en día empezamos siendo óvulos fecundados, antes de adquirir la capacidad para movernos. El primer movimiento es el de crecer, que se inicia con el intercambio inmediato con el entorno, antes de lo cual hay reacciones químicas previas que son inorgánicas, de la química inferior a la celular, de moléculas complejas, y después los movimientos de cambiar de lugar, que se dan menos en los seres de raíz que en los de extremidades más móviles. Hubo algo antes del big bang y de la creación del universo, los soles y los planetas, pero no se debe decir que haya sido alguien con la voluntad de hacer que de las moléculas grandes se conformara la vida, porque no se lo sabe bien. Hasta ahora se sabe que las primeras células se formaron de moléculas grandes por la fuerza de la inercia, cuya historia conocemos bien desde el inicio del universo, no desde antes. Lo inerte tiene fuerza para ser y para componer lo orgánico, a partir de las células, que tienen fuerza y también alma, así como piel, agua y órganos endógenos. La piel es entonces un rasgo primordial de lo vivo, que se inició separando al agua dentro y fuera suyo, donde se formaron los órganos internos, todo por casualidad, es decir, por causas a las que se ignora. Casi seguro que en ese proceso, de formación azarosa de las células más pequeñas, muchas murieron en el intento, así como hoy mueren casi todos los espermatozoides y los óvulos, que no llegan a fecundarse, pero los pocos que lo logran alcanzan para reproducir la naturaleza.