Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

El terror religioso como factor de sumisión

Esas ideas de pesadilla de que desobedecer al orden imperante es como un pecado,  penado duramente por dios, con castigos que van hasta el tormento eterno y más extremo en el infierno, que se le pueden ocurrir a la gente que cree en él y en su relación con el orden estatal, el gobierno y la jefatura, pueden llevar a algunas personas a obedecer las reglas según se estime que deba hacérselo, cuestión que puede darse en ambas clases sociales, ya que el teísmo las atraviesa. En la clase obrera se intersecta con la represión a la lucha de clases, porque la libertad y su forma son su objeto, y en la empresaria con las venganzas asalariadas y los golpes de la competencia, las faltas maritales y de crianza, dispuestas con principios crédicos, que se replican distinto en la clase baja, así como otros tipos de factores de crisis, como las guerras y los conflictos diplomáticos, o las enfermedades y catástrofes climáticas, que hacen que el sistema sea muy pesado de mantener, con apoyo a desgano, mucho repudio y desgaste corporal por la longevidad en explotación permanente, lo que es normal en el sistema fetichista, de artículos de fe. El hecho de que se fabriquen cosas dispensables da cuenta de lo mal pensado del sistema, ya que hace trabajar en cosas innecesarias, impidiendo la concreción de muchos buenos deseos, que tampoco es necesariamente buena. Para ordenar todo eso la gente tiene que pensar bien, porque cada quien decide su práctica, si bien de manera condicionada, o sea, que la comprensión de la realidad es social tanto como individual, ya que la sociedad se compone de individuos relacionados, y se da en un entorno, en el que influye nuestro hacer. Como la práctica humana tiene mucha importancia terráquea, debe estar bien ordenada, lo que precisa que la ley y la ciencia sean buenas, para lo cual deben ser lo suficientemente verdaderas.

El terror religioso operó con golpes militares, que se propusieron expresamente restaurar la conducta social creyente más estricta, la de mayor creación de capitales abstractos, pero en el socialismo también los hubo, ya que el ejército está pertrechado con armas muy sólidas y complejas, que se usaron contra la población sin buena moderación, hasta con macrogenocidios como los occidentales. Es una cuestión cuya resolución histórica tiene que ser conjunta: no se le puede exigir bondad absoluta a ningún bando, porque ambos se relacionan y en el marco de una irracionalidad social fuerte, acompañados del bloque interseccional, el del socialismo gandhiano. Entonces, cabe esperar la perpetuación de la exacerbada crueldad humana, que se da mutando y que algún día no existirá, sin que su reemplazo tenga porqué ser bueno. Si la humanidad existe, y puede que lo haga por millones de años, tendrá que rever su hacer, y lo que ahora es imposible quizás no lo sea después, algo que dependerá de la gente de entonces.

Para que el ejército no reprima a los pobladores, tendría que dejar de haber graves fuentes de conflicto, lo que no puede darse en órdenes mal ideados. Una condición necesaria sería la de que no se fabriquen armas tan sofisticadas. Tendría que haber armas livianas, y la gente ser casi que del todo buena, o cerca, cosa que parece imposible que ocurra alguna vez.