Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 5 de abril de 2016

Pietismo, capital e idealismo secular

Con la secularización aparejada por la modernidad del idealismo pietista se desprendió el capitalismo, una concepción idealista al principio popular, de la burguesía incipiente que era parte del pueblo y que luego ocupó los gobiernos mediante las revoluciones antimonárquicas. Ese idealismo pequeño burgués concluyó en el liberalismo, que luego de haber sido concebido pasó a ser parte de las elites una vez que la burguesía ascendió y se hubo impuesto en el centro de los sistemas sociales. De esa manera, a la lógica sacrificial del pietismo se añadió otra lógica perniciosa, que es la de la explotación, porque también prioriza el mantenimiento de sus formas por sobre los seres concretos, por lo que a ellos los somete para beneficiar a aquéllas, que no sólo son ideas sino que también son las otras prácticas capitalistas, como la valorización abstracta y la acumulación.

No obstante, el socialismo todavía tiene que precisar la caracterización de la secularización, porque en algunas de sus interpretaciones al pietismo se lo considera relegado de potencia histórica, cuando es un antecesor vigente del capitalismo. Habría que reconocer que en el tránsito del feudalismo al capitalismo el pietismo pasó de ser monárquico a republicano, tendencialmente hablando, en lo que el lugar de las iglesias en los sistemas sociales fue redefinido, sin dejar de ser central, pero compartiendo el poder con la burguesía. De allí que la forma legal suprema de los estados-naciones burgueses sea la de la constitución, porque constituir es componer a varios sistemas institucionales en uno solo, que actualmente es el de las iglesias, los estados, las empresas y las otras organizaciones de las sociedades civiles. Las constituciones, aún aunque prescribieran la separación entre las iglesias y los estados, no los separan del todo, sino que les pautan su interrelación. En realidad, eso aplica bien a la constitución argentina, cuyo preámbulo supone que el dios cristiano es la fuente de la razón y de la justicia, y establece que el presidente del país tiene que comulgar a la iglesia católica, pero no sé de las demás constituciones propietarias.

Otra cuestión es que, en tanto que el pietismo es anterior al capitalismo, la crítica al pietismo es más importante que la crítica al capitalismo, lo que no debiera quitarle a esta última nada de la importancia que tiene hasta ahora, sino que a la ella se la debiera completar con la primera, porque, si no, no se puede criticar al pietismo proletario, que es muy influyente por su masividad y cuya influencia persiste, incluso como causa del capitalismo, porque el pietismo proletario también predica la ascética que en la clase alta lleva a la compulsión acumulativa: si el proletariado criticara masivamente a las religiones, caería la base conceptiva a la que responde la clase capitalista. La ascética pía predica el sacrificio, laborista para el proletariado y capitalista para el propietariado, dicho esto esquemáticamente, porque no siempre las clases sociales laicas son pietistas, y comprenden al pietismo de distintas maneras, además de que el pietismo no es absolutamente purista, sino que recoge planteos sociales basados en la atención de las necesidades fisiológicas y de justicia.