Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 20 de julio de 2023

Fraude debitario y desprecio internacional

 El producto de cada país se mide en moneda, de acuerdo al valor que se le pone a los bienes que se elaboran en cada uno, lo que depende de la calidad de los bienes, de su complejidad y del orden geopolítico. Cuando una nación acepta que se la defraude con su deuda, pierde aprecio ajeno y propio, y por eso su producto se deprecia, esto con contratendencias recurrentes e influencia especial del valor de su moneda, que responde mucho a cómo la estiman los titulares de las más grandes empresas porque son quienes más pagos acumulan y quienes cuentan con más dinero. En los países periféricos, en que hay mucha inserción del capital trasnacional central, las monedas locales compiten en desventaja con las más valuadas porque los accionistas oficiales de las empresas trasnacionales originadas en las superpotencias son de una cultura muy arraigada en el suelo del cual provienen, por lo que buscan ahorrar sobre todo en monedas fuertes, como el dólar, el euro y la libra, lo que es imitado con excepciones por sus contrapartes de la periferia. También hay un juego entre las monedas fuertes en que el dólar prima como moneda de ahorro para los grandes capitalistas europeos, en total o de forma relativa.