Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Un aspecto del mal desarrollo urbano

La profusión excesiva de minerales rocosos en el suelo y las edificaciones. Las generaciones próximas heredarán un ambiente vital propenso a lesionar las articulaciones esqueléticas, porque es más duro de lo que fuera el suelo en el que éstas se forjaron a lo largo de la evolución de lo que ahora es la humanidad. Desde la generación de los primeros simios, proveniente de sus animales antecesores, el cuerpo de los nuestros hubo evolucionado sobre piso terrestre y plantas, los árboles en particular, lo mismo que la humanidad primitiva, pero desde la creación de las primeras urbes los humanos civilizados pisamos más al suelo pedregoso, menos hace 9 mil años que hoy, porque las ciudades están enrocadas de sobra por la compulsión productiva capitalista, que fabrica demasiado porque al interés de fabricar para vivir le agrega el de la acumulación dineraria, y porque los gobiernos, coartados por el constitucionalismo, apelaron a la obra pública para crear puestos de trabajo, en vez que repartir bien al existente, que es la verdadera solución. Hasta que el desarrollismo capitalista no asuma que debe primar el buen socialismo, y el verismo en vez que el fideísmo, la humanidad padecerá dramas de los que podría desprenderse. En particular, están los problemas artríticos, que cunden entre ancianos y ancianas de las urbes, pero a los que también tienen muchos trabajadores, lesionados por la explotación laboral, que es concomitante a la transeúntica, la de los transeúntes que se lastimaron en accidentes vehiculares, porque el sistema de transporte actual implica la circulación de automotores, vehículos pesados de metal impulsados a gran velocidad, entremedio de peatones y de usuarios de vehículos de tracción a sangre, lo que terminó en choques muchas veces, con caídas en suelo duro, y parecido les pasó a viejas y viejos que se tropezaron dentro de los edificios, o mismo en la calle. Que la ciencia hospitalaria pueda curar muchos de los males de la vida moderna no justifica que se abandone la exigencia para prevenirlos, incluso aunque eso requisiera de una modificación en el ordenamiento social y en el ambiente. La praxiología social es una ciencia a la que los humanos deberán atender como a cualquier otra, pero para eso tendrán que sacarse los malos impedimentos ocasionados por el pietismo y su derivado económico actual, lo que dependerá de sí mismos, porque la adopción de los credos debe ser una opción individual, a la que cabe criticar y reclamar responsabilidad, lo mismo que cabe criticar bien a la práctica que fuere, y demandarle correcciones si se tiene buena razón. La superación del pietismo precisa de ser aceptada por las iglesias y por las instituciones que se les allegan, por lo que tomaría mucho tiempo, durante el que se deberá concientizar de la cuestión a la sociedad.