Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Capital financiero y capital trabajista, con una conclusión

Dado por sentado que el capital es empresarial, ya que son las empresas las que acumulan capital, aunque no siempre, ya que las empresas a veces no acumulan, sino que producen subsistencialmente, distinguir entre capital financista y capital trabajista sirve para diferenciar sus formas, cosa que se intenta cuando se discierne entre la economía financiera y la productiva, lo que tiene el problema de que las finanzas también son productivas, ya que se producen a sí mismas y a sus relaciones con el resto de la práctica humana. En cambio, si se denomina capital trabajista al agrícola, ganadero, transportista, comercial, de servicios, se salda el problema y de una manera cierta porque lo que diferencia a ese capital de las finanzas es la prevalencia del trabajo asalariado en la generación del valor. Tareas empresariales hay en los dos, y también algunos asalariados financieros, pero la importancia proporcional de estos últimos en la generación de valor es mucho menor. La generación de valor del mundo de las finanzas es mayoritariamente hecha por los especuladores, entre quienes están los ejecutivos bancarios, los agentes bursátiles y los legistas del ramo, y por las autoridades empresariales, estatales y de los organismos supranacionales que los convalidan. Es un valor ficticio pero real, y basado en la economía trabajista y en la política internacional. Particularmente, también se basa en la piedad porque depende de la confianza y de los humores volátiles del mercado bursátil, siendo que éstos responden a la falta de razón, porque la gente no sabe qué hacer, y que la confianza proviene de la fe. La bursátil es una lógica relativamente extrapolada de los credos y aplicada al mercado especulativo, con la que se deciden algunas de sus prácticas, cosa que termina mal porque la confianza es incierta y porque los creyentes no saben que la razón de ser humana debe ser la de vivir bien para sí misma, al prohibírseles la lascivia y falseárseles píamente la comprensión de la vida en común. La acumulación de capital, en cambio, no está prohibida por las religiones, sino que es aceptada e incentivada en la educación privada, desde que la reforma protestante se plasmó conceptualmente en el liberalismo, que luego de la crisis de 1929 se transmutó en el proteccionismo. El hecho de que el proteccionismo sea pío y capitalista da cuenta de eso. Hay que recordar que la educación privada generalmente es liberal, sino proteccionista, además de conforme a la piedad, por lo que forma a los capitalistas: a los estudiantes que participan de ella se les enseña a componer la piedad con la acumulación de capital, aunque haya quienes no terminen haciéndolo. La acumulación capitalista es un sucedáneo de la ascética sacrificial: de allí su propensión a la rutina, al esfuerzo penoso, a la colaboración productiva comunitarista, al mantenimiento del orden vigente y a las formas puras, además de al anticomunismo y a la condena a la flojera.

Al menos en Argentina, la educación estatal, que es la pública, también es pietista liberal, aunque poco en su aspecto económico, ya que a la vez que enseña la Constitución de la Nación Argentina, la división de poderes, la tolerancia religiosa, el progresismo burgués y demás cuestiones de la doctrina propietaria, impulsa más al modelo proteccionista y forma más trabajadores que empresarios, y, de éstos, más laboralistas que financieros, dado que fue masivizada por el peronismo y que pertenece al estado. Ambas educaciones, estatal y privada, acogen subordinadamente al socialismo. El proteccionismo es la doctrina político-económica de la piedad populista, siendo que el liberalismo lo es de la elitista. Tienen una racionalidad enciclopedista que compone en falso a la piedad con la ciencia, lo que no implica que todos los liberales y proteccionistas sean piadosos, porque son concepciones históricas.