Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 16 de marzo de 2016

De la especulación y las finanzas; del escepticismo

La especulación está etimológicamente emparentada con la esperanza, los espectros, la expectativa, el aspecto, la inspección y el espectáculo: todos vienen del latín “spĕcĭō”, procedente del griego “sképtomai”, que vendría a ser como decir “expectar”, en el sentido de mirar u observar, y las otras acepciones que tiene, que son parecidas a esas. El sentido financiero de la especulación está relacionado con la teología, que tiene un gran tradición especulativa por eso de la contemplación y de los razonamientos abstractos. Comparten también la tendencia a llegar a los límites, en tanto que la especulación teológica pretende conocer el inicio y el borde del universo, en lo que concluye que está dios, y las finanzas, que vienen del latino “finis”, son lo más acabado y abstracto de la economía. Por eso es que son altas en la jerarquía social: son perfectas, en el sentido de “muy rehechas”, de “muy elaboradas”, lo que no implica que sean buenas ni verdaderas.

“Perfecto” viene de “per făcĭō”, “super hecho”.

El escepticismo también deriva de specio, y en realidad es la observación. Es una actitud de cuestionamiento y de duda ante los dogmas. Eso de que el escepticismo es pesimista y que sostiene que la verdad no puede ser conocida no es cierto. Habrá sido así en algunos momentos, pero eso no es esencial al escepticismo.