Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 13 de marzo de 2016

De la cultura y la genética

La cultura, cuyo término precedente es el latino “cŏlō”, que significa “habitar”, “residir”, “morar” o “vivir”, tiene varias acepciones relativas al asentamiento fijo, pero los humanos incivilizados también son culturales, y los demás animales también, ya que la construcción de nidos, nichos o panales, el canto y el juego, y demás prácticas similares, son culturales, y los animales extrahumanos las hacen, no sólo porque hereden las condiciones para su desempeño genéticamente, sino también porque las reaprenden cada vez que lo hacen: se transmiten de generación en generación sobre la base de una predisposición genética que nos moldea los cuerpos prefigurándolos para tales actos.

Y habría que saber de los vegetales, que si bien no inteligen cerebralmente, sí interaccionan con el entorno, no sé de qué manera, si sólo sensitivamente, o cómo. La reproducción vegetal puede que no sea una práctica, por carecer de reflexión, pero tal vez sea un tipo de acto cultural, según sea definida la cultura y según sea la reproducción vegetal, a lo que hay que reconocer exactamente, lo mismo que sucede con las adaptaciones vegetales que parecieran haber sido hechas con el interés de adaptarse, como si hubiesen sido pensadas, sin haberlo sido porque los vegetales no tienen cerebro, a no ser que haya formas de pensar no cerebrales, cosa que ignoro. Otra opción sería que esas adaptaciones hayan sido casuales, y hay más opciones. Habría que saber qué le sucede a las plantas, en su relación con el entorno, que las hace cambiar.