Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Comentario filosófico

(Relaborado el 10/6/2023)

Hace poco leí ¿Qué significa pensar?, de Martin Heidegger, editado por los anarquistas locales de Caronte, libro al que, en la contratapa, lo presentaban como una obra maestra de la filosofía. Al comenzar a leer pensaba que los cursos dictados por Heidegger, de los que el libro es una recopilación, iban a abordar el tema del título, o sea, qué quiere decir pensar, cosa que en efecto sucedió, pero con el rodeo de que el autor le dio cuatro sentidos distintos a esa pregunta, uno de los cuales supone que es la realidad exterior la que nos insta a que la pensemos, lo que está mal definido, porque hay muchos seres que no nos instan a que pensemos nada, nada más existen con nosotros y nosotros los pensamos porque los conocemos mientras que vivimos, aunque hay otros seres, los animales con capacidad de reclamo, como lo son otros humanos, que sí nos instan a pensar cuando lo hacen. Para Heidegger pensar implica una especie de evocación mística que subyace al pensamiento lógico (es de una mística enfrentada a la lógica, las cuales pueden corresponderse bien), al que, si bien lo considera bien en algunos pasajes, en otros lo trata de mediocre y de vulgar, no sin alguna buena razón por lo violento de la lógica zeusista (la ciencia griega creyó en el politeísmo de Zeus). Heidegger fue contrario al racionalismo y a la técnica modernos, pero no los criticó bien, y jamás les cuestionó su capitalismo, porque en vez que exigir que se los corrija para que la humanidad conviva bien nos propuso que nos dediquemos a meditar sobre lo que él llamó la esencia del ser, a la que también definió mal, porque la esencia del ser, o sea, la esencia de los seres existentes en el universo, es su historia, no es una cosa enigmática (a no ser que se trate de un tipo excepcional de enigma -un enigma, en sí, es algo dado a entrever, lo que no necesariamente es oscuro pero sí en general: a los griegos se les opacó por la creencia en el oráculo, sitio privilegiado de los enigmas), a la que sólo unos pocos iniciados pueden llegar a intuir, aparte de otros tantos devaneos teístas que hubo en sus seminarios, pero el problema no es sólo que él delirara, sino que hasta los anarquistas lo promueven. Si yo me metiera en el fascismo y saliera a engrupir a la gente con ideas de sectas esotéricas, no me lo perdonarían nunca, pero a Heidegger lo tienen como uno de los mayores filósofos del siglo pasado.

 A Heidegger le molestó el racionalismo científico ajeno, sin que explicara bien porqué, aunque cabría investigar si no será porque las potencias que derrotaron a la Alemania nazi fueron precisamente las del racionalismo científico cristiano y ateo, por lo que salió a exaltar a la poetización griega previa a la filosofía académica, la de Homero en particular, y cuando retomó a Parménides, que sí fue un filósofo reconocido, inventó un argumento forzado, que hace creer que Parménides dijo algo distinto de lo que dijo, y que es lo que Heidegger hubiera querido que Parménides dijera, pero Parménides no dijo eso que Heidegger quería, sino otra cosa, que para filosofar hay que admitir que la realidad existe, una obviedad para nosotros que no debió ser tan aceptada en su época, en que la poesía mítica de Zeus primaba más por sobre la filosofía, o sea que la conciencia de los griegos, en aquel entonces, no era muy discirniente, sino más bien de ludismo mitológico primario, lo que no hubiera sido malo si hubiera estado bien ordenado, pero para eso hacía falta la ciencia, que tampoco cumplió bastante su objetivo, pero les ayudó, y también para mal, porque fueron imperiales entre otras cosas: se trató de una filosofía politeísta, de muchos dioses centrados en Zeus, que no explicó de verdad la realidad del cosmos porque le adjudicó las figuraciones de dioses que no existían en lo objetivo, pero que fueron señalados como si sí existieran, con lo que se justificó el orden estatal y su violencia. El planteo heideggeriano es reaccionario por ser tan anticientífico, y no poetiza bien porque es autodestructivo, ya que, si no se reconoce bien la realidad, la práctica se torna mala, y eso no quita que haya habido mala ciencia tanto en el capitalismo liberal como en el socialismo. Como despolitiza, porque poetiza con mitos inadecuados a sus objetos, lleva a la degradación social, al dedicarse sus seguidores a meditar en falso y a sentirse parte de círculos de elegidos en vez que entrometerse bien en los problemas de su época. Tuvo un argumento muy mezquino, porque a la vez que decía que no estaba en contra de la lógica, en verdad sí lo estaba, porque la calificó de mediocre, para inducir a sus seguidores a meditar sobre la esencia del ser en malos términos, que fueron lógicos, y como parte de una autoproclamada elite de iniciados, que se creía superior al resto de la humanidad. En todo caso, cabe reclamar que se defina bien la lógica, para que no cause calamidades. La poesía es lógica porque es discursiva: contiene ideas concordantes de lenguaje, pero a su principio menos elaboradas que las académicas porque la Academia no existía (había menos dedicación a su estudio y creación que desde entonces, pero sí la antecesora a la institucional). No es tan coherente, pero se hace de ideas que se suceden y que cuentan historias. Su relación con su objeto es más inadecuada que la del discurso más verista, pero la poesía es crítica porque los poetas, en su sentido amplio, de expositores, y en el acotado al verso y la estrofa, somos hombres que criticamos. Entonces, la cuestión es la calidad de la poesía y de la lógica, así como su buena combinación.

Después empecé a leer el libro Estética 1958/59, de Teodor Adorno, que entonces, cuando dio los cursos recogidos en ese libro, era hegeliano de izquierda (¿un socialcristiano?), y donde sostuvo unos razonamientos idiotas, como que la cosa era el concepto, unos delirios tremendos, que supongo que vienen de Hegel pero que no lo sé porque cuando intenté leer la Fenomenología del espíritu no entendí nada. A mí me podrán tildar de insustancial, por meterme a opinar sobre esto sin la calificación requerida, pero la verdad es que estos tipos decían cualquier cosa, y siendo incomprensibles, y sólo por la hipocresía vigente se los tiene por filósofos muy verdaderos, y a la filosofía por algo para supergenios, porque la sofisticación fallida que tuvo en gran parte de su historia le hace pensar a la gente común que si un discurso sobre el saber y la realidad es fácil de entender y verdadero, entonces no debe ser filosofía, porque se cree que un conocimiento tan importante tiene que ser para pocos. No obstante, Adorno me cae bastante bien, y con reservas, pero lo leí poco, así que no soy concluyente sobre él.

 Algo que me pueden objetar, y con razón, es que la filosofía, a veces, no puede ser expresada en términos fáciles de entender, y por eso se pondría difícil. Es verdad, a veces no queda otra opción que argumentar difícilmente, porque los asuntos tratados son muy complejos, pero, no obstante, habría que intentar que sea fácil de entender, y, si no se puede, que sea comprensible aunque cueste bastante esfuerzo, no como esos razonamientos que no terminan nunca, con oraciones larguísimas, que contienen muchas palabras sin referentes concretos, o que especulan en base a definiciones que, de tan abstractas que son, y sin que por eso sean verdaderas siempre, aparte de que se basan en otras definiciones arbitrarias, que provienen de los debates sobre tantas previas, y con pujas eclesiásticas sobre cómo entender las peroratas disparatadas, son para especialistas recontra refinados, y ni ellos las entienden bien a veces, pero no lo admiten, lo que elitiza mucho a la filosofía, y en los peores casos son deliberadamente crípticas, aprovechándose de la temerosidad de las personas que piensan que si no entienden algo filosófico es porque son ignorantes o brutas. Son como los sermones que se estiraban y estiraban, mientras que los oyentes ya no los entendían, o los escuchaban asustados por los castigos preanunciados, dichos por gente a la que tomaban por mandatados por los dioses, pero universitarios. Aunque los sacerdotes no fueran concientes de mentir, porque pensaban que sus ideas eran verdaderas, hicieron un desastre, y en ocasiones mintieron a sabiendas de hacerlo, no siempre para mal, excusándose en la doctrina de las mentiras piadosas, que es menos verdadera de lo que se estima. Los filósofos teológicos no son sacerdotes titulados, pero igual hacen desastres, porque contribuyen a la mala práctica aparejada por la falsa conciencia, y los materialistas también pueden fallar, pero el materialismo puede ser bueno, por verdadero, en tanto que el teísmo no puede serlo lo suficiente, salvo que defina de verdad a la idea de dios y le sea bien coherente, así como el materialismo, para ser bueno, tiene que ser relativo, porque la realidad se compone de algunas sustancias diferentes a las sólidas, que son las más referidas por el concepto de la materia, sea la madera o la Tierra.


Anexo

 En el pensamiento de Heidegger, lo que subyace a la lógica puede ser tanto la poética como la idea de la nada, porque él fue nihilista, pero en verdad la nada absoluta es un concepto que no tiene realidad objetiva: es meramente subjetivo, ya que todo es algo. No estoy seguro al respecto, pero me parece que su idea de “lo gravísimo”, mencionada en el libro que comenté en esta entrada, alude a la nada, porque la negación de la lógica occidental que él propuso llevaría al nihilismo, pero en realidad no toda la lógica occidental es bien denegable, porque en ciertas cosas es verdadera, y negarla del todo no llevaría a la nada, sino a una pérdida de todos los juicios, que no serviría para saber comportarse. El nihilismo también lleva a hacer mal, pero en algunas cosas tiene buena razón: sucede que debiera ser relaborado en términos bien correctos.

 (Del 10 de junio de 2023) El nihilismo puede tener buena base si se lo toma como inicio (de otro modo es negativo: niega algo pero no afirma, lo que algo de bueno tiene pero le falta fundamento), ya que la idea de la nada admite bien al significado del inicio. Ser partidario del inicio puede permitir explicar bien la historia, si se toma al inicio como relativo, ya que todo inicio reconocido por la humanidad tuvo algo previo y porque no podemos responder bien a la pregunta por el primer inicio de todo, porque nos faltan elementos que nos permitan conocerlo bien, dado que nos son muy lejanos, en el tiempo sino también en el espacio. El big bang también debió tener antecedentes, porque semejante explosión no pudo salir de la nada absoluta: tuvo que haber elementos que explotaran, en mucha cantidad por la magnitud de la explosión. Antes suyo, otros menores, y así hasta los mínimos, y entonces el fondo se complica, porque, los mínimos, ¿de qué salieron? ¿Se crearon a sí mismos? ¿Y antes qué había? ¿Cómo podría haberse pasado de la nada absoluta a la existencia de algo? Y antes de ese inicio, ¿no hubo tiempo? Tendría que haber habido una etapa sin tiempo de la que surgiera la sustancia, pero, sin el tiempo, ¿cómo habría ésta de formarse? ¿Y se expandió en el vacío absoluto, como si el éter no fuera algo?