Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 23 de diciembre de 2016

De la ética kantiana y de Darío Sztajnszrajber

En el capítulo sobre este tema de Mentira la verdad, un ciclo documental de clases de filosofía dictadas por Darío Sztajnszrajber, de quien discrepo en su niezstcheanismo y en su antiverismo, que supone que las verdades de cada quien no hacen una sumatoria, aunque sea incoherente y mixturada con mentiras, confusiones, errores y verdades a medias, y que confunde a la verdad con la versión de la realidad dada por cada quien, él dijo que la ética kantiana se funda en el precepto de que el acto bueno es aquél que es universalizable, o sea, aquél que, si todos lo hicieran, haría bien; pero ese es un mal criterio, porque busca encontrar una idea que sea la que permita discernir la cualidad de las otras prácticas, y en realidad la práctica tiene que ser evaluada en sí misma, según sus consecuencias y socialmente, requiere de una evaluación social sobre su efectuación concreta, cuyos parámetros no se pueden predeterminar más que según el objetivo de la felicidad humana, que requiere del buen trato entre humanos y para con las demás especies vivientes y los seres inertes, aunque los transformemos para nuestro provecho, porque eso puede ser hecho de buena manera, que es la manera racional, en tanto que el racionalismo sea verdadero. La de la Metafísica de las costumbres es una ética absolutista equívoca, porque se basa en una regla absoluta teísta, en vez que ser bien concretista y que contemplar el lugar de los actos en el orden para la buena convivencia. Es claro que el absolutismo kantiano tiene origen protestante, porque prioriza a la forma pura del precepto ético por sobre el juicio concreto de la práctica, lo que es un correlato de la idea de que dios nos juzga desde el cielo. Es la ética escrita de un filósofo protestante y laico, en tanto que la medieval era definida en los conventos, que a su vez coexistía con el conjunto de éticas laicas, que eran más bien improvisadas y no siempre de buen juicio, porque no había una razón histórica bien determinada y socializada, como tampoco la hay hoy en día.

Darío Sztajnszrajber es místico, por lo que, a mi perspectiva, sería un mal filósofo, y cree en el mito de los cuernos cuando la infidelidad sexual, por lo que promovió una liberación sexual que, en vez que buscar la aceptación social de la poligamia consentida, profiláctica y veraz, se funda en el engaño parejero, pero eso es bastante corriente y tiene que ser criticado de buena manera. El problema de los nietzstcheanos es que pasan de la crítica al misticismo falso, en vez que al socialismo. Debieran encontrar una manera de seguir siendo libertarios sin despolitizarse, ni tornarse en adeptos de teísmos alternativos, como lo es el de Zaratustra, o lo son los diableros. Hay una línea anarquista seguidora de Alain Badiou, de la que me parece que es parte Sztajnszrajber, tendría que averiguarlo, que está retornando al comunismo, pero no lo podrán hacer bien sin desembarazarse de los errores de Nietzsche, Foucault y Sade, y de Heidegger, y así con otros tantos, como Negri y el que sea, empezando por Marx, ya que todos cometimos errores, y en algunos casos más importantes que en otros, y menos aún podrán complementarse con los partidos políticos, no sólo porque ellos no se relacionan bien entre sí, sino también por los malos juicios antisocialdemócratas y antigubernativos del anarquismo. Sin un complemento de todas las izquierdas no se puede revolucionar mucho, y distamos de esa situación: lo que prima es la confrontación, la dispersión, la cooptación y así, aunque a bajo nivel hay cierta solidaridad, pero eso no basta. Esta fragmentación es responsabilidad de todas las tendencias materialistas, no sólo de las anarquistas, que a su vez se relacionan con la fallas de las concepciones democráticas creyentes, y con la operatoria destructiva de las capitalistas.

La verdad es la idea que se adecúa a la cosa de la que trata, o sea, que la representa bien, y, si bien las verdades sostenidas por las personas son debatibles, porque pueden estar incompletas, o ser insuficientes, falsas o aparentes, existen, y no son una propiedad de alguien en particular, sino de cada quien cuyo discurso es conforme a su objeto. La verdad no es una mentira, pero a veces, lo que se cree que son verdades, sí lo son.

Aunque yo piense que Sztajnszrajber está equivocado en algunas de las cosas más importantes, igual sé que está bien orientado y lo considero un compañero.