Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 13 de diciembre de 2016

Por el racionalismo pasional sano

La psicopatía, etimológicamente, no es la enfermedad psíquica, sino la pasión del alma, que es animal no sólo porque anima, sinónimo de alma, se emparenta con animal, sino porque los animales tenemos psiques. En realidad, el anima, como alma, es tanto animal como vegetal, porque los vegetales también tienen alma. Asimismo, hay pasiones buenas y malas. Usualmente se sobrentiende que las psicopatías son las enfermedades anímicas, como si las pasiones fueran siempre malas. El vocablo griego “psique” es “alma”, y el de “pathos” es “pasión”, o “afectación”, a la que los griegos muchas veces le dieron el sentido de sufrimiento, o el padeciente. Hubo una asociación psicológica de la pasión con la enfermedad, porque hay pasiones enfermizas, que dañaron a la salud de los griegos, pero habría que agregar que también hay pasiones sanas, y que las buenas pasiones son necesarias para la salud individual y social. Con la sociopatía pasa lo mismo: puede ser entendida como la enfermedad o como la pasión social. Entonces, es preciso distinguir a la psicopatía y a la sociopatía de sus versiones malas y buenas, ya que en sí mismas nada más designan a las pasiones individuales y sociales.

La asociación, hecha por la psicología, de las pasiones a la enfermedad, apareja que se las reprima, porque las personas, al entender mal al tema, se asustan al apasionarse, porque piensan que es enfermizo, lo mismo que sucede a las pasiones sociales, que son acusables de ser sociópatas, aunque eso no sea necesariamente malo, y tal procedimiento fue influido por la tradición religiosa, que relacionó a la pasión con el pecado, que es la falta pero en términos canónicos. No es la falta vista desde la concepción de la vida humana para sí misma, que es el materialismo cuando se lo entiende bien, sino para el teismo cristiano, y con los otros credos debe suceder algo parecido. Las religiones hacen a la conceptividad general de las naciones, y por ende a su ley y a su práctica social dominante, y se funden al propietarismo, que tiene fallas no sólo por la religiosidad, sino por los males productivos en general, que hacen a la mala práctica humana, en lo que hay ambiciones de mando y de acumulación de propiedades: las personas nos relacionamos entre nosotros tanto con la piedad como con las propiedades de por medio, a la vez que con las restantes cosas relativas a nuestra convivencia. El orden propietario, de hecho, es pietista, y no se puede ordenar bien a la práctica humana con la fe, por lo que la socialización de las grandes propiedades necesita que las personas sean ateas, y buenas en general, porque si no lo dificultan, y reproducen a los trastornos causados por las religiones, y los demás malos idealismos, que hacen a la maldad social actual.

La dicotomía que opone la pasión a la razón, conjunta a la de la enfermedad y la salud, es falsa, porque hay razón mala y pasiones sanas, y porque la cuestión es componer a aquéllas de buena manera. Esa idea de que la razón es el pensamiento lógico, que maneja abstracciones puras, y que eso es siempre malo, no es verdad, porque la razón trata de las cosas, entre ellas de los sentimientos, y bien orientada nos sirve para vivir. Existe la razón sensible.

Los vocablos de psicopatía y sociopatía son válidos en tanto que se los comprenda como referidos a los padecimientos o a los males.