Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 13 de diciembre de 2016

Decayó la joda sexual disidente

El movimiento gay se falseó, entre otras cosas, por mitero, y aparte por su antisocialismo. El misticismo, pero no sólo él, lo indujo a cometer maldades, malos tratos, y por eso hubo gente que lo abandonó, o que lo acompañó a desgano. La mística gay fue supersticiosa, de creencias eclécticas y de comunitarismo vedetista, hipócrita, y por eso llegó a ser lastimadora e insoportable. En sus malos momentos había que aguantarse la jerga hiriente, los códigos autoritarios, la jerarquía de las divas, que eran humanos histéricos, malos mandones amujerados, o algo así, por el mal ludismo, que contuvo maniobras de manipulación sexual. El ludismo del movimiento gay es incierto, porque se compone de jugadores con concepciones distintas, todas con sus fallas, y unas más malas que otras, porque el ludismo humano responde a la sociopatía vigente, derivada de la mala comprensión de la realidad, y además ligó al juego con el juego sexual, no siempre de buena manera, entre otras macanas contagiando el VIH entre humanos, aunque quepa decir que eso fue hecho no sólo dentro de la gaicidad de sexualidad diversa, sino en la sexualidad humana accidental en general, y en los peores casos a sabiendas o a propósito, como el de uno al que lo violó un infectado sin forro, o el de los fanáticos que hicieron ritos de contagio, con roles estereotipados, como los de “mete” y “recibe bicho”, y sus acompañantes. Al primero le decían “bug giver”. A la vez, sobre todo entre los posmodernos, con influencia sádica, nietzscheana y foucaultiana, entre otros, como Henry Miller, o André Gide, se estableció una jerarquía gay, encabezada por la sexualidad retorcida, cuanto más aristocrática más rara, y cuanto más rara más alta, sometedora de la diversidad común y de la heterosexualidad, descalificante de ambas, con un orden sexual idealista y consumista, y entonces explotador, punitivo en el sentido de penoso, y falto de sensibilidad social, pero, no obstante, la gaicidad logró lo que logró, e hizo bien lo que hizo bien, por lo que este balance, que me salió medio injusto, por lo que pido perdones, apunta a que se reponga, pero eso irá siendo con sus faltas, porque los humanos distamos en algo de saber comportarnos debidamente. La crítica servirá para reducir las penas, y aumentar los placeres. En general, cabe que el movimiento se politice mejor y reconozca que lo gay es lo jugador, para que incluya bien a los heterosexuales, y que esté alerta de sus injusticias internas, como la misoginia y la misandrinia de algunos homosexuales, varones y mujeres, u otras tantas formas de sometimiento, como el abuso sexual, y en particular cabe reclamarle solidaridad para con las cuestiones obreras y las otras relativas a las maldades del modelo productivo vigente. Todos los humanos podemos ser lúdicos, y el ludismo es secundario respecto de las necesidades vitales, a las que cubrimos convivencialmente mal y bien.

El movimiento gay padece la división social de la práctica, por lo cual se concentra en las ramas económicas más lúdicas, las de la industria cultural, y secundariamente en otras, como en parte de la enseñanza, quedando relegadas las de los trabajos más básicos, que fueron considerados por éste como de poca onda. En sus inicios medievales, el movimiento gay no priorizaba la diversidad sexual: se caracterizó por promover a la poesía, y más específicamente a la trova. Un hito en eso fue el Consistorio de la Gaya Ciencia, del año 1323, pero luego lo gay se asoció más firmemente a la sexualidad alternativa a la dominante, en lo que influyó Oscar Wilde, aunque el tema es ampliable, y se llegó a excluir de él a los trovadores heterosexuales, por lo que habría que definir bien qué quiere decir la expresión, y darle al movimiento un carácter copado. El movimiento gay, en realidad, es el movimiento lúdico, porque gay es juego, por lo que atraviesa a los movimientos sociales definidos según su carácter socioeconómico, y más en general es transclasista, aunque los jugadores no siempre son concientes de participar en él. Para realizarse plenamente, precisa del buen ordenamiento social.

La palabra “ludismo” es una reformulación de “jodismo”, de “joda”, emparentada a la inglesa “joy”, cuya forma es parecida a la de la provenzal “gai”. Éstas, puede que estén relacionados a la de “goce”. El problema es el mal gusto, que hace al mal ludismo.


Anexo del 15 y 16 de agosto de 2022

 La etimología verdadera de lo gayo no es la del ludismo, sino la del goce. El ludismo es un rasgo central, pero secundario, de la gaicidad. Cf. "gay" en el DECEL. Por otro lado, la reprobación que le hice a Sade y a Foucault es exagerada, porque, si bien ambos cometieron maldades, eso no les quita las bondades. Ambos fueron de izquierda. A Henry Miller y André Gide les conozco poco, así que la crítica a ellos debiera ser completada, porque no tengo claro cómo fue su misoginia, ni si la sostuvieron por mucho tiempo o no, ni tanto más de lo que hicieron de sus vidas.