La misma falsedad que hay en la filosofía, la tiene el periodismo, que es una ciencia social chismosa, en el buen sentido, que trata de la actualidad, y de las vidas de las personas de que trata. Por eso es que replica a lo pernicioso del chusmerío, que es la difamación deshonesta, o el afamamiento malintencionado, que es cuando a la gente mala se le hacen campañas prestigiantes. Por supuesto, también hay buen periodismo.
Con el periodismo pasa lo mismo que con el conocimiento social en general: como las personas estamos mal y bien informadas, pensamos mal y bien, y sin saber discernir a veces cuándo lo uno y cuándo lo otro, o qué de cada cual en cada ocasión, ni tampoco podemos averiguarlo siempre, porque la otra gente también está confundida, o ignora, o ni quiere que se sepa la verdad, por lo que nuestra política se torna incierta, y accidental, o poco decidida, y maltratante, a la vez que tiene sus bondades.