Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Porqué el progresismo no parece serlo a veces

Por la degradación humana histórica. El pensamiento de la izquierda radical tiene deslices idealistas, por lo que sus miembros pretenden de los gobiernos progresistas que no sean retrasados, pero eso es un disparate, porque las naciones son bastante retrógradas en general, por la religiosidad y la concentración de capital, poder, fama y demás. El progresismo se debe medir de acuerdo a la generalidad social, que ahora es liderada por el idealismo capitalista privado, y de religiones monoteístas abrahámicas, que son el cristianismo, el judaísmo y el islamismo y que abarcan a Europa, América, Oceanía, gran parte de Asia y el África mediterráneo, y con ramificaciones exteriores a esos lugares; pero también el capitalismo se expande por el resto del mundo, donde están las religiones dhármicas, las de la India, las taoistas, de Asia del este, las animistas africanas y americanas y el sincretismo japonés, entre otras, como las de los nativos oceánicos, además del ateismo comunista autoritario de China, Vietnam, Corea del Norte y Cuba, y así. En esas condiciones generales, de predominio religioso, o idealista ateo, y capitalista, evaluar a los gobiernos progresistas desde el idealismo socialista siempre los hará quedar mal, pero es porque a este idealismo le falta engarzar la crítica con parte de la realidad concreta de la historia a la que no reconoce. Las reprobaciones al progresismo vertidas desde la izquierda radical tienen razones, pero a esa crítica le falta comprensividad, lo que hace que sus aspiraciones se tornen menos concretables, porque rechaza los avances menores, en vez que apoyarlos en disidencia, lo que a veces los frustra, y siempre les resta potencia, y ese apoyo debiera combinarse con y serviría para la búsqueda de alternativas políticas. La postura del Papado en relación a la hegemonía del capital privado es progresista, porque impulsa una reforma productiva populista, basada en el proteccionismo y atenta a la crisis socioambiental, aunque sea hipócrita e insuficiente. Lo que pasa es que, como a la historia humana la hace la humanidad, la crítica tiene que comprender las características culturales de los actores vigentes, para concretar los avances, y debe hacerlo sin dejar de criticar todo lo que quiera, pero sensatamente, y me quedé corto al caracterizar a la degradación humana, de la que ni le mencioné las guerras, ni las mistificaciones raras, y tiene varios aspectos más, entre los cuales debieran ser reconocidas las faltas del proletariado.