Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 19 de diciembre de 2016

El gobierno representativo es privado

Un defecto de la política democratizadora, la del gramscismo desarrollista, es que está sometida por el carácter privado del gobierno representativo, establecido en las constituciones modernas. El gobierno privado, o sea, aquél en que la toma de decisiones se efectúa en lugares apartados de los de acceso público, ya venía desde antes. Lo ejercieron los emperadores aztecas, mayas e incas en sus palacios, igual que los reyes europeos, los jeques árabes y los mandatarios chinos, y en las comunidades primitivas tampoco había buenos gobiernos, por las ambiciones personales de los jefes y los delirios animistas, pero, mediante las revoluciones burguesas, al sistema privado de gobierno se lo constitucionalizó, por lo que los gobernantes actuales se meten en recintos cerrados, a los que pocas personas tienen acceso, y por eso las negociaciones gubernativas se hacen sin darle a la gente común la importancia que debiera tener, porque influyen desde afuera, o sea, con poco peso, en mucho rebatido por la incidencia de los pocos que accedieron a los cargos gubernamentales mediante el voto. La política democratizadora está bien intencionada, pero habrá que encontrarle una solución al problema del privatismo gubernativo, que pasa por una reforma constitucional y por una política previa que faculte a los representantes verdaderamente democráticos a liderar los gobiernos en alianza con los movimientos sociales, pero eso no podrá ser fácil, o sostenerse incluso, por el sabotaje capitalista, que a su vez responde a la frustración dada por el pietismo, y que también incide en las clases populares, lo mismo que ambos responden y reproducen a la mala práctica social de la especie.

El gobierno representativo es un gobierno privado que pretende representar la nación en la que rige, y entonces es malo, porque no la representa bien, pero la falla representativa no es culpa sólo de los malos representantes, sino del sistema de representación en sí mismo. La representación política podría ser buena, pero en otro sistema y en otras condiciones, de lo que dista, por lo que la evolución tiene que aproximarse críticamente hacia ella.