Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 16 de octubre de 2017

El estado no puede ser laico

El estado no puede ser laico porque es toda la nación sedentaria la que es estatal y no se puede expulsar a las iglesias hacia afuera de las naciones estatales: estaría mal hacerlo. Lo que puede ser laico es el gobierno, puede separárselo de la iglesia oficial, pero aún así ese gobierno lo sería de una nación en la que ésta preponderaría, por lo que su incidencia gubernamental sería esencial, aunque la directa le fuera externa, pero además la separación de la iglesia del gobierno requeriría una transformación de la legalidad suprema, ya que el constitucionalismo de las naciones religiosas es pío en sí mismo, de piedad liberal, con las variantes formativas y las contrariedades históricas del tema.

Lo laico es lo exterior a las iglesias de las sociedades, muchas de las cuales tienen una sola religión oficial. Al separarse sus iglesias principales del gobierno, las primeras permanecerían dentro del estado, porque son los actores sociales a los que los fieles les dan más importancia, mantendrían su vigencia social, e incluso hay países en los que el gobierno no puede ser ateo según la constitución: en Argentina debe ser católico para ser legal, por lo que un candidato socialista a la presidencia, incluso en el remoto caso de que ganara, no podría ejercer legalmente su cargo de no estar adscripto a la iglesia católica, lo que requiere del bautismo, cosa que lo obligaría a tener que negociar con las máximas autoridades eclesiales las cuestiones más candentes del gobierno, y con la posibilidad para la curia de excomulgarlo, con la fuerza extorsiva que eso tiene. Un ateo socialista que ganara las elecciones no podría nombrar a los ministros para implementar a un gobierno ateo, porque eso sería inconstitucional, y por eso sería deponible, corte suprema mediante, con el ejército de la nación. Entonces, lo que le cabe al socialismo es la exigencia de condiciones aceptables de vida y la crítica histórica de los fundamentos conceptuales del orden vigente, con la lucha gubernativa permitida por la ley. En este país, el gobierno federal, lo más de izquierda que puede ser, de acuerdo a la constitución, es del cristianismo socialista, o sea, que sería un gobierno socialcristiano sometido a un constitucionalismo procapitalista, y nunca se dio un caso así, quizás excepto con el alfonsinismo, de una conceptividad confusa, cristiana y algo socialdemócrata, tolerante al desarrollo del capital privado, que terminó depuesta a golpes de mercado. De lo más de izquierda que hubo, en el gobierno argentino, fueron los gobiernos peronistas de liberalismo proteccionista, un centro pieto-capitalista y democrático, y no sólo porque el grueso de la nación los votara, y porque el ateísmo está impedido de gobernar desde la constitución, sino además porque la mayoría de la población del país es cristiana, de cristianismo católico, con mucha presencia del tradicionalismo y del conservadurismo, que hace a la base del massismo y a parte de la oficialista, e incluso a la fernandesista. El proletariado argentino es bastante cristiano, casi todo, y en los otros países de legalidad religiosa grandes partes de las naciones también lo son, por lo que el socialismo ateo está en una condición de inferioridad mundial bastante pronunciada, excepto en el bloque comunista, que tiene defectos enormes también. El bloque comunista tiene males quizás equivalentes a los del bloque de gobiernos píos, pero no lo conozco lo suficiente, ni tengo un juicio histórico tan exacto como para dirimir el tema. También es verdad que el régimen del bloque comunista no es un comunismo de verdad, le falta y le sobra para llegar a serlo, o sea que cabrá criticarlo porque deberá corregirse. Lo que tal vez no suceda nunca es que la humanidad se ordene bien a buena conciencia, pero se lo intentará, y algo de eso se conseguirá. Qué será de eso dependerá de la sapiencia de las naciones, porque es la que guiará a su práctica.