Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 22 de octubre de 2017

Lecciones para el independentismo catalán

El independentismo catalán está a punto de ser derrotado, porque el gobierno español decretó la deposición del regional autonomista, a la que puede imponer mediante el ejército, aunque deba pagar un costo político por eso, que sería menor que si dejara que la región se secesionara del país. ¿Cabe reprocharle al gobierno español que actúe de acuerdo con la constitución española? Se le puede reprochar eso, pero igual el gobierno español procederá así, por lo que esa crítica no tiene sentido ganador. Los independentistas catalanes desestimaron a la correlación de fuerzas sociales, tanto la de dentro como la de fuera de España. No reconocieron que su apoyo dentro de Cataluña puede que no sea mayoritario, o sea, que tal vez perderían en unas elecciones en que se plebiscitara la independencia o una mayor autonomía. Ignoraron que no tienen fuerza militar suficiente para derrotar al ejército, despreciaron al españolismo catalán, tanto al monárquico como al republicano, y así al PSOE, y también a los miembros de Podemos que están por la permanencia de Cataluña en España, que los debe haber muchos en el resto del país. Podemos enfrenta la disyuntiva de apoyar la separación catalana o abrevar por una reforma constitucional que le aumente la autonomía, a lo que se niega porque esa es la propuesta del PSOE, pero Podemos es un partido político español, que tiene representación parlamentaria en el gobierno nacional, como tercera fuerza, por lo que su postura para el caso es débil: está contrariada entre responder a quienes los votaron en todo el país, cuya identidad nacional es más bien española, o apoyar a la minoría catalana con la que tiene más afinidad ideológica. La nación española, que se compone de sus naciones menores, fue execrada por el independentismo, por su carácter conservador, dado el peso de la iglesia, que se expresa políticamente en el Partido Popular y en Ciudadanos, pero el grupo de naciones sometidas por la monarquía y el gobierno central es más amplio que la sola Cataluña, sin que los independentistas catalanes tendieran lazos abiertos con los autonomistas de entre éstas, que les podrían haber ayudado, con el PSOE y Podemos, a deponer a la monarquía. El PSOE sostuvo a la constitución de 1978 porque representó a una fracción menor dentro de la nación española, y que aunque haya sido mayoritaria, y hasta gobernante, no tuvo la mayoría suficiente para reformar a la legalidad suprema, que es de la que se vale la capitalesía, la monarquía y el alto clero, a los que refuerza el pietismo democrático, incluso con las disidencias que les tiene, porque ese pietismo es, en gran medida, tanto católico como promonárquico y procapitalista. La izquierda radical tiene que estimar bien a la correlación de fuerzas, porque si no los proyectos se le fallan, y evitar la minoridad. Tiene que adoptar un democratismo fallado que prepare a mediano y largo plazo una liberación mejor, para lo cual es preciso abandonar al acoso izquierdista, ese que señala las faltas desde el purismo, porque la evolución humana se efectúa desde la maldad existente. El consensualismo mayoritario implica que la izquierda le tenga respeto crítico a las fuerzas conservadoras, parte de las cuales es la del proletariado religioso y pobre de ese país.

Un tema aparte es el de que el empobrecimiento que el gobierno central le está aplicando tanto a Cataluña como a las demás regiones españolas es causado por el modelo privatizador, al que le dicen austero, del gobierno de la Unión Europea, el liberalismo financista del capital trasnacional con eje en la troika de entidades gubernamentales del continente, que está aplicando un castigamiento continental, por la falsedad que tiene, dada por el carácter casto del cristianismo europeo, y que además está hegemonizado por Alemania, Francia y los países bajos, ahora que Gran Bretaña debate su salida de la unión, por lo que las capitalesías de estas potencias lucran con la explotación de las naciones sometidas. Hay un sometimiento de varios niveles, en el que la troika y los gobiernos de las potencias europeas dominan a los gobiernos de las naciones sometidas, que a su vez subordinan a las naciones menores dentro de sus países. El independentismo catalán no da cuenta mucho de eso, por lo que se cierra en una propuesta de solución local. Le falta internacionalismo. Además, existe contrariado, porque en él confluyen posturas de derecha, las del Partido Demócrata Europeo Catalán, con otras de izquierda, que asimismo divergen entre sí, las de Izquierda Republicana de Cataluña y las de la Coordinación de Unidad Popular. La nación catalana está partida en dos grandes partes, una españolista y otra secesionista, en las que se replican las divisiones entre la izquierda y la derecha.

El problema de la democracia es que el pueblo es el que decide mediante el voto, por lo que cabe analizar al pueblo, que es el que puso al gobierno de Rajoy en funciones. El franquismo no se debió sólo a la aristocracia española, porque tuvo sucesión, de manera distinta, en el Partido Popular español. El PP no es franquista, por ser republicano, pero es conservador, monárquico, católico y procapitalista. Es la continuación de la lucha oligárquica por la vía constitucional, pero esa lucha cuenta con el apoyo del pueblo conservador de España, bastante mal alienado por la iglesia, que hace a gran parte de su empresariado, sea éste capitalista o no lo sea.