Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 4 de octubre de 2017

De que la convención es natural tanto como cultural

Desde la obra de Ferdinand de Saussure, retomada por Roland Barthes, se supone que la convención es un artificio que no es natural, lo que está equivocado, porque la convención, como co-invención, como artificio creado en conjunto, como convenio, es natural en el sentido de que es hecha por seres naturales, así como la cultura es natural, por ser una creación de los vivientes. Lo que pasa es que es una cosa natural abstracta, es un artificio humano, una transformación humana de la naturaleza, lo que no implica que necesariamente sea buena. Hay convenciones fallidas, las que dificultan la convivencia. La idea de que el estado proviene de estar es una convención tanto natural como correspondiente al sonido de los golpes con piedras que se les dieron a las culatas de los palos de punta afilada, que son de las primeras cosas que los humanos clavaron en el suelo al estatizarse, para construir a las primeras viviendas urbanas. En ese caso, la convención, no sólo que es natural, sino que se corresponde bien con el sonido de la práctica que le dio origen, porque al pegársele a la culata de un palo con una piedra se genera el sonido “stá”, pero existen convenciones que, aunque estén más abstraídas de sus características originarias, pueden ser buenas. Las convenciones son creaciones históricas que respondieron a los factores a los que respondieron, fueran éstos más concretos o más abstractos.

La erección de las primeras urbes supuso dar muchos golpes con piedras, e incluso con las talladas a la tierra de labranza, cuyo sonido, en resumidas cuentas, es el de “stá”, dativo de la palabra “estado”. Lo mismo vale para la carpintería primitiva, que se hizo a golpes de piedras afiladas sobre la madera.