Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 27 de octubre de 2017

Sobre Cataluña

La independencia catalana es cuestionable porque se basa en un nacionalismo. Los catalanes tienen derecho a equipararse ante el gobierno central español, aunque no lo puedan lograr, y está bien que quieran sacarse de encima al mal ajuste del privatismo del gobierno continental, pero eso no logrará que la coexistencia internacional sea buena, porque eso depende de que la humanidad asuma cuestiones muy pesadas, de lo que dista mucho. Puede servir para abuenar algo, pero no va a bastar, porque quedan las otras naciones oprimidas por la mala práctica internacional aparejada por la falsa conciencia. Lo que cabe es exigir la deposición de la monarquía española, la del republicanismo liberal y la del gobierno de la unión europea. Ni los mismos catalanes están de acuerdo entre si permanecer o salirse de España. El tema es cómo operar internacionalmente a esa deposición, que es relativa a la debida para el resto de los continentes.

Está lo de si los independentistas podrán lograr su objeto. Lo ignoro. El Partido de Cataluña, el que gobierna a la nación, el de Puigdemont, es conservador. Es un partido católico liberal, procapitalista y privado, sometido a la austeridad castigadora de la troika, el FMI, la OTAN, los Estados Unidos, el Banco Mundial y la OMC, y a la penosidad del fideísmo internacional y capitalista al que recrea. Los relatos míticos de las religiones son sacrificiales, incluso los de las africanas, o mismo los pachamámicos y demás indígenas americanos. Se los debiera conocer más. Los del cristianismo, en sus vertientes católica, protestante, ortodoxa, evangélica y demás, son castigadores, porque suponen que la falta comportamental es según las interpretaciones de los libros a los que sus miembros toman por sagrados, cosa que se replica en el islamismo, tanto el chiíta como el sunita, que hasta son más estrictos, lo que se ahonda en sus versiones extremas. La izquierda catalana está dividida, en una parte a favor y otra contraria a la separación. De ambas maneras Cataluña replanteará su relación con las naciones españolas y con la monarquía republicana, porque ella le será vecina.

A los independentistas se les avecina una confrontación con el ejército de la República, mandatado por el ejecutivo y el legislativo del país para intervenir en el gobierno regional, a lo que intentarán impedir con una milicia civil. ¿Cuántos muertos, asesinados por el ejército, estará dispuesto a soportar el independentismo catalán? ¿Y qué harán después? El problema de Cataluña es el mismo de Grecia, supestropeada por la troika del gobierno europeo, lo mismo que el modelo liberal ortodoxo está empobreciendo al continente entero y a sus coledaños, cosa que no se resolvería tampoco con el liberalismo proteccionista y para la que no será suficiente el comunismo actual. El comunismo lo que tiene de bueno es que reabre la vía al verantismo, pero no basta, y está muy retrasado por el fideísmo internacional, así como por los malos modos que le son concomitantes, y el tema es mucho más amplio, así como tiene males ínsitos.