Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 13 de octubre de 2017

Las guachas se pensaban que eran brujas

En la academia medieval hubo corrientes bajas, que eran las de las mujeres que se pensaban que eran brujas, y que eran unas laicas drogonas, refractarias al clero. Fueron satanistas, o sea que aprendieron a leer, tuvieron un acceso a la grafología, al que ejercieron siguiendo al culto de Satán: fueron estúpidas a su modo, en una estupidez general. Tuvieron identidad de brujas y de pobres diablas, por lo que no siempre fueron reconocidas como mujeres. El clericalismo implicó la erigencia de identidades mistificadas y tipologizantes. Es lo malo del arquetipismo, que clasifica idealizando dioseramente, suponiendo que antes de todo estaba el dios, sin saberlo, de lo que extrajo categorías de análisis para la realidad de esa figura vacía que es el dios en abstracto, con sus mitos subsiguientes, como el del diablo, y las leyendas, como la de Judas, o los sermones, cantos navideños, su repostería decorada y así. A ese problema lo tiene el idealismo weberiano, porque de última sus categorías remiten al dios de los protestantes, lo mismo que el keynesianismo, ambos de tendencia demócrata cristiana, de un pietismo capitalista que intenta incluir a lo popular en el orden social dominante. Es el problema de la dialéctica hegeliana, que tiene un trasfondo vacuo porque remite al dios protestante. La filosofía hegeliana fue acorde al protestantismo burgués de su época, en su primera fase liberal y capitalista. Impulsó a la superación del feudalismo alemán, pero en términos pietistas y procapitalistas.