Virtud no viene de verar, de ser verdadero. La raíz etimológica de la virtud es la palabra latina “vir”, que quiere decir “varón”, por lo que habría que darle al término una nueva acepción, ya que está mal confundir a la veracidad con la virilidad, o mejor dicho con la “varonía”. Aunque fueren dos acepciones para un mismo término con raíces etimológicas distintas no sería incorrecto que confluyeran en él porque ambas se le corresponderían morfológicamente.
Y también sería cuestionable asociar automáticamente a la verdad con la bondad, aunque son cercanas.