Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Idealismo, materialismo, capital y trabajo

La contracción, para no decirle contradicción, ya que ésta se sitúa en el plano discursivo, de la dicción, entre el idealismo y el materialismo como prácticas de vida, con sus conceptualizaciones respectivas, es más abarcativa que el antagonismo entre el capital y el trabajo, aunque hay correspondencias entre ambos pares. El idealismo es proclive al pietismo, porque los credos son dados a las ideas sin objeto, como lo son las de los dioses, y es propenso a ordenar la práctica de acuerdo con ellas, aunque también incorpora al conocimiento objetivo adaptándolo a su relato religioso, por lo que, cuando la realidad no se le adecúa, se la reprime, oculta o ignora, porque los creyentes se rehúsan a aceptar que su concepción del universo está equivocada. El materialismo, en cambio, es proclive al objetivismo, porque supone que para saber hay que averiguar si las ideas son verdaderas, aunque, a la inversa de aquél, también es permeado por los hábitos creyentes, pero de menor manera, y busca decidir la práctica según las necesidades fisiológicas. De allí que sea más exitoso. En la puja entre el capital y el trabajo se reproduce este esquema porque los capitalistas son más dados a las ideas puras y a la especulación, a las cuales reproducen en los términos del valor de cambio: hacen cálculos financieros, que son operaciones con valores puros, aunque también reconocen al resto de la historia, pero insuficientemente, porque para eso tendrían que posponer a la lógica de la productividad compulsiva, y del conservadurismo religioso cuando lo tienen, y abrirse a atender a los otros asuntos. Asimismo, los trabajadores son más propensos a la materialidad concreta que a las abstracciones puras, porque el modo de ser proletario se presta para eso, lo que no quita ni que también sean idealistas en algunos aspectos, sobre todo en los de índole religiosa, ni que cometan prácticas malas, porque la falsedad humana apareja neurosis y mala educación.

La oposición entre el idealismo y el materialismo abarca al conjunto de la práctica humana, en tanto que la del capital y el trabajo se centra en la económica, aunque de ella se derivan otras luchas que son extraeconómicas. El problema con la comprensión de la lucha de clases sociales en términos economicistas es que no permite cuestionar al pietismo, ni tampoco al idealismo desarrollista, sea capitalista o comunista, más que respecto del valor de cambio y sus derivados directos, que son importantes pero no son todos los aspectos de la práctica humana que requieren de soluciones políticas.