Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 10 de agosto de 2016

La sociopatía humana y su correctivo: el análisis social y la política revolucionaria

La sociopatía humana es la enfermedad social de nuestra especie, el malestar social humano, y es causada por aquellos factores que le hacen mal a la humanidad debidos a nuestra mala práctica. El relativismo impide resolver el problema, porque al plantear que el mal y el bien son valores dependientes del arbitrio, en vez que del goce, traban el debate social necesario para ordenar a la práctica humana de modo tal que sea satisfactoria. Por eso es que el relativismo es despreciable, porque causa pesares al obturar la toma de conciencia que se precisa para corregirnos, con el argumento falso de que las cosas dependen de cómo se las mire. Lo mismo le sucede al pietismo cuando supone que el mal y el bien dependen de los preceptos que los creyentes le atribuyen a los dioses, porque en base a eso justifican la acometida de prácticas desagradables, e igual le pasa al idealismo socialista cuando intenta violentar a las personas en pro de la humanidad.

El bien y el mal, entendidos correctamente, dependen de lo que le causen a la humanidad, de si la hacen sentir mal o bien, lo que a su vez está en relación con lo que se le haga al resto de la naturaleza y a nuestro entorno inerte, porque nuestros sentimientos responden al ambiente, además de a nuestra subjetividad. Las prácticas que le hacen bien a una parte de la humanidad y mal a otra son algo buenas y algo malas, por lo que también merecen corregirse, ya que a algunos les hacen daño.

En tanto que la práctica social humana es ejercida por cada uno de nosotros, el comportamiento de cada quien es responsable de la salubridad o la enfermedad de la sociedad, por lo que la resolución de los problemas históricos humanos es cuestión de toda la humanidad: no se la puede adjudicar sólo a un sector, sea el gobierno, la clase dominante, el estado, las organizaciones sociales, las entidades supranacionales, las iglesias y así. El problema principal es que la humanidad está falseada por las prácticas activas malas, derivadas de la mala comprensión, que en parte prosigue a la creencia y en parte a las ideologías científicas fallidas, por lo que es la humanidad la que deberá reformarse a sí misma, respecto de las cosas que hace mal, pero para eso tendría que admitir que está equivocada en lo que lo está, lo que se dificulta por nuestro orgullo, pero es la única manera. Para eso, habrá que repensar nuestras concepciones y acertarlas según la indagación objetiva de nuestras ideas, sean los objetos a investigar el mundo exterior o la subjetividad. De otro modo no se puede evitar la guerra, la explotación, la opresión, la división social del trabajo, la religión, la agresividad, la inmoralidad y demás. El idealismo, sea pietista o desarrollista, y el capitalismo, en tanto que son creaciones humanas, deben ser terminados por la humanidad, y para eso es preciso que los humanos que los recrean sean concientes de los males que están haciendo, no resultaría imponerles la reforma moral violentamente, aunque la lucha para conseguirlo podría tener una violencia moderada, cuyo modo debiera ser el de la confrontación responsable y el de su veración mediante el debate social de los temas conflictivos. El socialismo acabado, para ser, no podría resistir al sabotaje idealista, porque éste interrumpiría su armonía, por lo que cada quien debe ser bien educado: con gente mala no funcionaría del todo bien, aunque se lo deba hacer progresivamente. Las posturas maximalistas omiten reconocer que el planteo de la transformación social del capitalismo al socialismo, y del socialismo al comunismo, es gradual en sí mismo, porque postula el paso intermedio del socialismo entre el capitalismo y el comunismo, no va del capitalismo al comunismo directamente, pero además habría que aceptar que los desarrollos internos a cada etapa también son necesarios, y se los debe acompañar críticamente de acuerdo a la correlación de las fuerzas en pugna, ya que somos todos los humanos los que hacemos nuestra historia.

El socioanálisis es el análisis social, así como el psicoanálisis es el análisis psíquico, pero sus nombres no garantizan su éxito, que se debe a su comprensividad y a su implementación. El psicoanálisis, en realidad, es una ramificación interna a la psicología, inventada por Freud y continuada por Jacques Lacan, en tanto que el socioanálisis es una palabra que se me ocurrió, que no tiene un desarrollo científico y que sería mejor omitir en favor de la de “sociología”. Las desinencias “análisis” y “logía” son sinónimos.

Esta acepción de sociopatía es diferente de la psiquiátrica, porque no es de índole individual sino social, y no pretende neutralizar a los males sino comprender sus causas para encontrar su solución de fondo, aunque mientras tanto hay que atender a los problemas efectivamente y sin el conocimiento ni las circunstancias suficientes. En la psiquiatría, según sean los casos, a los pacientes a veces se los cura y otras veces se los encierra, porque no se los puede curar o porque nadie se hace cargo de ellos, pero su planteo me parece poco comprensivo, más de índole punitivista y acusatorio que reformista, aunque hay distintas escuelas psiquiátricas, con diferentes métodos, a los que no conozco, así como los hay en las ciencias sociales, que también oscilan entre la sanción correctiva y la transformación social. Una parte de lo poco que conozco de psiquiatría son unas pocas definiciones que leí en Wikipedia, aunque también algo de la obra de Foucault, pero no El nacimiento de la clínica, al que no leí. Apenas hice dos materias introductorias a la psicología en la universidad, y otro tanto sé de oidas, lo que es insuficiente.